FRANCISCO MARCO, DE VILLAFRANCA A TIERRAS DE EL CID PARA TENTAR

Antonio Bañuelos y Francisco Marco charlan junto a un burladero.

Antonio Bañuelos y Francisco Marco charlan junto a un burladero.

El matador de toros navarro lidió dos vacas de Bañuelos ante los socios de su peña de Santoña.

Aunque este año ya se ha vestido de luces tres veces, todas en tierras americanas, Francisco Marco continúa con su exigente preparación de cara a su próximo compromiso, que será el del 9 de julio en Pamplona, donde lidiará dos toros de José Escolar.

De cara a esa óptima forma física y mental, intervino el pasado fin de semana en dos tentaderos, que le llevaron desde Navarra hasta tierras burgalesas de El Cid; concretamente, el sábado hasta La Cabañuela, en Ontomín, donde se cría el ganado bravo de Antonio Bañuelos, de procedencia Torrealta.

Francisco Marco en la plaza de tientas de Bañuelos, en el centro de la imagen, vestido de corto y rodeado por los socios de su peña de Santoña.

Francisco Marco en la plaza de tientas de Bañuelos, en el centro de la imagen, vestido de corto y rodeado por los socios de su peña de Santoña.

En su plaza de tientas, en la que también tentó el novillero francés Adrien Salenc, se las vio con una erala y una utrera, vacas que toreó bajo la atenta mirada del citado ganadero y de los socios de la peña que el espada navarro tiene en la cántabra Santoña. Las dos reses derrocharon clase por lo que Marco, muy bien auxiliado por los banderilleros Pablo Simón y Asier Campos, disfrutó toreando e hizo las delicias de sus incondicionales santoñeses.

Calidad domecq navarra

Veinticuatro horas antes, el diestro estellés había intervenido en otra tienta, ésta en tierras navarras, en Villafranca, donde se cría el ganado bravo de Santafé Martón. A lo largo de la jornada entre Marco y el también matador de toros Daniel Cuevas, y los novilleros Javier Marín y Gallo de Córdoba, se tentaron ocho eralas, de buen presencia y magnífico comportamiento, debido a su nobleza y a su duración por encima de todo.

Abrió la mañana el estellés, que lidió una becerra castaña que atesoró mucha clase y que, incansable, fue siempre a mejor y tuvo un fondo incansable y un magnífico ritmo para torear. La otra, con mucha calidad asimismo, acusó una inicial falta de fuerza, defecto que superó a medida que avanzaba la faena y que la acabó convirtiendo en sensacional. Por tanto, Marco pudo realizar dos faenas largas, templadas, variadas, en las que tiró de repertorio y puso en práctica nuevas suertes.

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