Fueron dos vacas de Toros de la Plata, bravas en el caballo y con mucha calidad en la muleta.
El matador de toros Francisco Expósito protagonizó el viernes pasado un tentadero muy especial. Se llevó a cabo en la finca Las Majadillas, en la localidad sevillana El Castillo de las Guardas, donde se cría el ganado bravo marcado con el hierro Toros de la Plata, el mismo con el que triunfó en la temporada de 2022, el 12 de septiembre, en Sangüesa, el día de su alternativa.Probó la bravura de dos eralas, ambas coloradas y ambas bravas en el peto, pues empujaron –cada una- en cuatro encuentros. El ganadero se encontraba fuera pues lidiaba hoy un festival en Ricla. Por ello, la tienta se llevó a cabo bajo la atenta mirada del mayoral, Juan José Muñoz. El diestro pamplonés estuvo auxiliado por un trío de aficionados prácticos, que cumplieron a la perfección su labor.
La primera erala tuvo calidad y transmisión. Fue codiciosa, sólo quería muleta y por abajo. Sin embargo, reponía muy rápido, por lo que la faena de Expósito fue de poder. Ante ella, realizó una faena larga, con series por ambos pitones de siete y ocho muletazos.
La segunda salió con muchos pies, lo que no impidió que se luciese de capa, con verónicas de su personal sello. Con la muleta, frente a esta brava erala, comenzó por abajo, con doblones muy toreros. Después, comprendió que la vaca dejaba mucho más estar ante ella que la anterior y aprovechó tal condición. Las series se sucedieron, repletas de mando y gusto; en redondo y por naturales, con tandas bien rematadas con el de pecho y con trincherazos dignos de cartel. Expósito disfrutó ante ella y dibujó una faena bañada en temple y gusto, de su personal estilo.
El matador pamplonés salió completamente satisfecho de esta prueba, y sigue pensando en una oportunidad en Pamplona, al igual que la tuvieron otros toreros de su misma tierra, una merecida oportunidad no sólo por ser navarro sino, sobre todo, por la calidad de su personalísimo toreo. Quien le ha visto torear sabe que es cierto.