Ceñido pase de pecho del diestro colombiano Pedro Domingo.
De las quince corridas que llegó a torear en España, cinco se celebraron en plazas de toros de Navarra.
Darío de Jesús Piedrahíta Cardona, conocido como Pedro Domingo, falleció el jueves pasado en su Medellín natal, a causa de una afección coronaria. Este matador de toros colombiano, que de novillero se anunciaba en los carteles como El Paisa, tomó la alternativa en Cintruénigo, el 8 de septiembre de 1968, en el festejo inaugural de la plaza de toros de esta localidad navarra.
Ante la presencia de Tinín, Gregorio Sánchez le cedió la muerte del toro Cachalote, negro zaíno, número 44, de 425 kilos y de Manuel Navarro Salido, de Sevilla, que fue aplaudido en el arrastre. Tras matarlo, dio la vuelta al ruedo. Le cortó una oreja al que cerró plaza y el público llegó a pedir la segunda.
Dos semanas después, toreó en Fitero y, entre cogidas, rozó la puerta grande. Le cortó una oreja a su primero y dio la vuelta al ruedo, después de haber habido petición, cuando dobló el segundo de su lote.
Al año siguiente, regresó a Navarra. Toreó en tres de sus plazas. Se fue de vacío de Estella y también de Tafalla, donde dejó muy mala imagen. Sin embargo, en Cintruénigo mató tres toros por cogida de Márquez y, con generosidad del palco, cortó nada menos que cuatro orejas.
De las quince corridas de toros en las que intervino en España, cinco se llevaron a cabo en territorio navarro.
Pedro Domingo fue además escritor, empresario y apoderado. Incluso tuvo vocación política y dedicó parte de su esfuerzo al sindicalismo taurino. Apoderó en sus inicios a César Rincón y gracias a él, el diestro colombiano pudo hacer sus primeras incursiones como novillero en España. Descanse en paz.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX