En su etapa como torero de alternativa, su paso por Navarra se redujo a una corrida de toros en Tafalla.
Enrique Pérez Redondo, apodado en el mundo del toro como Paco Lucena, matador de toros y posteriormente banderillero, falleció el pasado 31 de marzo a los 73 años de edad como consecuencia de una larga enfermedad. Descanse en paz.
Nacido en Azuaga (Badajoz) el 20 de febrero de 1950, tuvo una destacada etapa de novillero sin caballos. Con los del castoreño debutó el 30 de julio de 1972 en la plaza madrileña de Vista Alegre, tarde en la que salió a hombros tras cortar dos orejas a novillos de Hernández.
Tomó la alternativa el 22 de junio de 1975 en Badajoz, de manos de Ruiz Miguel, que le cedió la muerte de un toro de Herederos del Conde de la Corte; actuó de testigo Antonio José Galán. Después, tras tres años sin suerte en este escalafón, decidió pasar a las filas de los de plata, toreando en la cuadrilla de José Luis Palomar, Víctor Mendes, Armillita Chico o César Rincón, entre otros. Demostró ser un gran banderillero y un excelente bregador.
Su retirada del mundo de los toros llegó en el año 2004 en la plaza de toros salmantina de Alba de Tormes.
Escaso recorrido por Navarra
Lucena toreó en varias plazas de Navarra en su etapa sin caballos, incluida una en Pamplona, el 14 de junio de 1970. Esa tarde lidió dos reses de Fuentelespino. Dio la vuelta al ruedo tras matar al primero y le cortó una oreja al cuarto de la tarde.
Ya como matador de toros, sólo se vistió de luces una vez en esta tierra. Fue en la plaza de Tafalla, cinco años después, un 17 de agosto. Alternó con El Calatraveño (oreja y dos orejas) y El Puno (oreja y saludos) para lidiar un encierro sevillano de Isaías y Tulio Vázquez, que estuvo bien presentado, que demostró raza y bravura, y ofreció buen juego; al cuarto se le dio la vuelta al ruedo y el mayoral también tuvo que darla. Le correspondieron los dos toros más difíciles y se le notó novato ya que sólo hacía dos meses que había tomado la alternativa. Puso voluntad, pero no pasó de una actuación discreta y sus dos trasteos se saldaron con el silencio del público.