EXPÓSITO SE DESPIDE DE NOVILLERO EN PERALTA CON UNA DIGNA ACTUACIÓN

Natural largo de Francisco Expósito en Peralta.

Aunque acusó la falta de rodaje, dio la cara, ejecutó buenos lances de capa y naturales. Reportaje fotográfico.

Ganado: Seis utreros de Sobral, bien presentados, astifinos, y de juego variado, con un segundo ovacionado en el arrastre y un primero y un sexto, complicados, difíciles.

Novilleros: Francisco Expósito (saludos desde el tercio y vuelta al ruedo), Arturo Gilio (oreja y vuelta tras petición) y Marcos Linares (oreja y algunos pitos).

Presidencia: a cargo de Juan Carlos Castillo, asesorado por Javier Campo y el veterinario Isaías Bautista, cumplió con buen criterio su cometido.

Incidencias: Menos de tres cuartos de plaza. Tarde soleada y agradable. Primera de abono. Joselito Rus destacó con las banderillas en el sexto. Expósito dijo adiós a su etapa de novillero, ocho días antes de tomar la alternativa.

Ya está. El pamplonés Expósito superó el trago, el último como novillero con caballos y, aunque se le notó la falta de rodaje, firmó una digna actuación, con templados lances de capote, sobre todo a la verónica, y con naturales largos y limpios, mandones. Y, ante todo, despejó dudas de cara a ese 12 de septiembre, día en que se convertirá en Sangüesa en el décimo séptimo matador de toros navarro.

Y la verdad es que no tuvo las cosas fáciles. Al que abrió lo cuajó de capa, pero en el último tercio el colorado utrero, ojo de perdiz, llamado Malquerido, número 66, de febrero del 2019, resultó complicado; nunca terminó de desplazarse y el espada pamplonés optó por tomar las debidas precauciones. Abrevió con la espada –estocada y dos descabellos- y recibió una cálida ovación, en correspondencia al esfuerzo realizado.

De mucha mejor condición fue el cuarto, el último utrero, vestido de luces, de su trayectoria taurina, Rezador, un negro listón marcado con el número 53 y nacido también en febrero de 2019. El utrero, que recibió duro castigo en varas, resultó encastado en la muleta, tuvo transmisión. Expósito cimentó su faena por el pitón derecho, aunque también dibujó alguna buena tanda de ayudados. Terminó con un pinchazo y media de efectos rápidos. Hubo ligera petición pero se tuvo que conformar con dar una vuelta al ruedo que le supo a gloria.

Arturo Gilio, por su parte, se encontró un buen novillo, el segundo, y lo aprovechó. Bajó la mano y toreó muy templado por ambos pitones, ligando alguna tanda de peso. El novillo, a final de faena, intentó rajarse. Mató de una estocada pero al utrero le costó echarse. Cobró una oreja y el novillo fue ovacionado en el arrastre.

El quinto, un sardo tan bonito como soso, sufrió una lidia pésima. El mexicano tuvo que tirar de oficio, no pudo realizar una espectacular faena. Estuvo acertado con el acero y hubo petición de oreja para él. El palco no la concedió y el de Torreón se tuvo que conformar con dar una aplaudida vuelta al ruedo.

Marcos Linares se encontró con un tercero, burraco, que embistió sin transmitir. Realizó una faena encimista en la que destacaron los cambios de mano con gusto al final de cada tanda. Tardó mucho en cuadrar al novillo y terminó con una estocada caída. Se le premió con una oreja.

El sexto, otro burraco, no le dio opciones. Resultó un manso complicado, con genio. El jiennense no se quiso complicar la vida y apenas lo intentó. Optó por abreviar y sonaron algunos pitos.

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