Los participantes en el tentadero, con el ganadero, José Antonio Baigorri, y su hija Patricia en el centro de la imagen.
Compartió tentadero con Maxime Solera, el novillero triunfador de la pasada Feria de Peralta, que no tuvo tanta suerte con la materia prima. Galería fotográfica.
El cielo amenazaba tormenta. Por ello, el ganadero José Antonio Baigorri decidió no perder tiempo y comenzar el tentadero. En los corrales, tres becerras de procedencia Puerto de San Lorenzo, marcadas con el hierro de El Tolco, el que el criador lodosano destina a las reses para las calles.
En la plaza de tientas, a caballo, Ramitos, que picó con oficio y eficacia. Cerca de él, Francisco Expósito, esperando la salida de la becerra. Una vez en el ruedo, ésta galopó alegre, pronta, con estupendo tranco al caballo y aceptó cuatro encuentros con el piquero. En la muleta, tuvo un pión izquierdo imposible. Sin embargo, por el derecho, la vaca derrochó nobleza, clase y durabilidad. El novillero pamplonés disfrutó ante ella; le pegó más de doscientos muletazos –sí, no hay exageración-, que aceptó la becerra sin abrir la boca.
La tienta le sirvió mucho al novillero pamplonés, que sigue preparándose para esta temporada y sigue reclamando oportunidades.
Cuando terminaba su larga y estupenda faena, llegaron a la finca El Ontanal, el novillero Maxime Solera y sus apoderados, Iván Pérez y Enrique Guillén. El francés, que fue el triunfador de la pasada Feria de Peralta, no tuvo tanta suerte con la materia prima. Su primera vaca pasaba y se revolvía enseguida, por lo que acabó resultando bastante pegajosa. Y la tercera y última de la tarde, aunque tuvo cierta importancia en su embestida, se rajó enseguida. Sólo le pudo robar series cortas cuando la llevó muy empapada en el engaño. En cualquier caso, este novillero francés volverá a torear en la próxima Feria de Peralta pero esta vez lidiará un par de utreros de Ganadería de Pincha, hierro con el que triunfó el año pasado.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX