Javier Marín dando la vuelta al ruedo en Alfaro tras haber cortado una oreja.
La consiguió del tercero de la tarde, perteneciente a un encierro de Manuel Ángel Millares.
El novillero navarro Javier Marín afrontó el sábado pasado su tercer compromiso con los del castoreño y lo hizo en la plaza riojana de Alfaro, donde logró cortar una oreja. En ese vecino escenario, hizo el paseíllo con los también novilleros Días Gomes, que logró una oreja de cada uno de su lote, y Vicente Soler, que paseó un trofeo del quinto de la tarde.
Con media plaza llena, se lidiaron seis utreros onubenses de Manuel Ángel Millares, que estuvieron bien presentados y en tres y tres, colaboradores y complicados.
El tercero del festejo fue un utrero con calidad y con muy justas fuerzas. El joven de Cintruénigo comenzó su faena con cambiados por detrás y siguió a media altura, cuidando la materia prima. Sin embargo, a mitad de la faena, el novillo se afianzó, se vino arriba y el navarro lo toreó con gusto y a gusto por ambos pitones. Mató de una estocada tendida pero el toro no dobló, por lo que tuvo que descabellar. Por este hecho, el premio, que era de dos orejas, quedo reducido en una.
Su segundo, el que cerró plaza, fue el más grande del encierro. Lo recibió con tres faroles de rodillas y un ramillete de aromáticas verónicas a pies juntos, jaleadas en los tendidos. En banderillas, el utrero ya hizo algún amago de rajarse. Marín comenzó la faena por estatuarios pero enseguida el novillo cantó la gallina y fue a peor, comenzó a mirar y se hizo complicado. El novillero dio la cara, lo entendió bien y trazó buenos muletazos. La buena faena quedó sin premio porque no anduvo certero con el estoque. Pese a ello, recibió una cálida ovación del público riojano.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX