Le cortó tres orejas a una noble y manejable novillada de Miranda de Pericalvo.
Ganado: Seis utreros de Miranda de Pericalvo, bien presentados, nobles, manejables, no sobrados de fuerza; destacaron primero y quinto, que fue ovacionado en el arrastre.
Manuel Días Gomes: silencio tras aviso en ambos.
José Garrido: Oreja y dos orejas. Salió a hombros.
Vicente Soler: silencio tras aviso y vuelta tras petición.
Presidencia: A cargo de Rocío Ventura, asesorada por Lucía San José y Jesús Asín, desempeñaron con corrección su cometido.
Incidencias: Más de media entrada en tarde de cielo encapotado. Ruedo en perfectas condiciones.
Sobre las ocho y media de la tarde, José Garrido salía a hombros de la plaza de toros de Peralta. Decenas de niños esperaban en la puerta para ver al torero triunfante. Era el epílogo a una tarde en la que el público peraltés salía satisfecho del coso.
A ello contribuyó la nobleza de la materia prima, que, pese a no estar sobrada de fuerza, ofreció embestidas pastueñas a los de luces. Toros seleccionados en origen para servir en la muleta. El primero fue noble y embistió como un carretón. También el quinto, un poderoso castaño claro, que remató desde salida en los burladeros. Los de peor nota resultaron el cuarto y sexto, que se aplomaron en el último tercio.
La tarde fue para José Garrido desde que se abrió de capa. El novillero pacense mostró una distancia abismal con sus compañeros: en sitio, formas y actitud frente a los toros, Garrido pudo exhibió su vitola de novillero destacado de la temporada. Recibió airoso por verónicas a sus novillos, no desaprovechó ningún quite en sus toros y en el quinto se decidió a banderillear, compartiendo los rehiletes con Vicente Soler.
Con la planta bien compuesta en todo momento, el novillero apoderado Antonio Ferrera y El Tato, mostró pocas dudas antes sus dos novillos. Lo mismo quitaba por delantales que colocaba banderillas de poder a poder. Destacó especialmente en el quinto, un galán castaño al que lució al natural de forma templada en tres tandas de mano baja. Tanto, que el animal estuvo a punto de afligirse tras tanto muletazo poderoso. Más brillante en el toreo fundamental que en los alardes y desplantes, Garrido triunfó también con la espada: en el primer novillo, acompañado de un descabello y en el quinto de un estoconazo que levantó al público de los asientos.
El valenciano Vicente Soler intentó seguir la estela del de Badajoz. No lo tuvo sencillo. Espectacular con el capote, a base de faroles, verónicas y gaoneras, Soler bulló también con las banderillas: con pares al violín o algunos quiebros de especial riesgo por los adentros. En el tercero, fue perdiendo el compás en la faena de muleta por culpa de los enganchones. Y el sexto se paró. Soler intentó arrimarse sufriendo una voltereta. Pero con la espada anduvo desacertado en ambos novillos. Tras un pinchazo y media estocada, parte del público influido por la voltereta, reclamó la oreja del sexto para un Soler que terminó dando la vuelta al ruedo.
Abrió cartel el portugués Manuel Días Gomes; entró por la vía de la sustitución y marchó de manera discreta. Tuvo la mala fortuna de encontrase con un primer buen toro, que sacó a la luz sus carencias. Con el cuarto, dejó dos muletazos con desmayo, para luego ponerse demasiado pesado por no saber abreviar.
Información de Mariano Pascal para Diario de Navarra.