Dos días después, en Carranza, lidió dos magníficos novillos navarros de Santafé Martón.
El rejoneador navarro Óscar Lorente triunfó el viernes pasado en la localidad vallisoletana de Montemayor de Pililla, donde le cortó las dos orejas a un toro de Manuel Caro Andrade, de muy buen juego, de excelente calidad. En este escenario, declarado monumento histórico por la Junta de Castilla y León por su peculiar y característica estructura de madera, se lució de principio a fin y acabó con el astado de un rejonazo, que posibilitó la concesión de las dos orejas.
Al día siguiente, la suerte le cambió por completo en tierras albaceteñas, en Villapalacios, concretamente. Allí se celebró una novillada sin picar mixta. Alternó con los novilleros Alberto Garijo, Antonio Marcos, que cerraron sus actuaciones con el silencio del público, y Samuel Navalón y Rubén Cortés, que cortaron las dos orejas de sus respectivos novillos.
El caballero navarro se las vio con un ejemplar de Eugenio Frías, que no sirvió para el rejoneo. Fue un toro difícil, que se puso siempre por delante, intentando sorprender con arrancadas. Ante tales condiciones, no pudo lucirse, se justificó y, tras matarlo, el público guardó silencio.
Por último, el domingo pasado, día 18, firmó una buena actuación en el festival de la vizcaína Carranza, que registró tres cuartos de plaza. En esta localidad, toreó a mano a mano con Marc Serrano (vuelta y saludos). Se lidiaron cuatro magníficos novillos navarros de Santafé Martón, de Villafranca. El lote del rejoneador navarro ofreció muy buen juego y sirvieron para que el jinete pudiera lucirse.
Para las dos faenas que realizó, utilizó toda su cuadra, pero destacaron especialmente los pares a lomos de Zaquero y Volapié, caballos que fueron muy aplaudidos. En ambas faenas hubo petición de trofeos, pero el palco lo negó, por lo que el torero navarro se tuvo que conformar con dar dos vueltas al ruedo.