Le cortó las dos orejas a un buen toro de Miura y otra a un noble ejemplar de Hermoso de Mendoza.
Ganado: Tres toros de Miura, los tres primeros, y tres de Hermoso de Mendoza, bien presentado el conjunto, con un muy buen toro de Zahariche, el primero, y más deslucidos los otros dos, y con un trío del ganadero estellés que atesoró nobleza y calidad, sobre todo el lidiado en cuarto lugar; este toro fue aplaudido en el arrastre y el primero de Miura, ovacionado.
Diestros: Francisco Marco (dos orejas y oreja), Julio Benítez “El Cordobés” (silencio tras aviso en ambos) y Antonio Nazaré (silencio y oreja).
Presidencia: A cargo de Ignacio Sanz de Galdeano, asesorado por el veterinario Jesús Miguel Blanco y por Juan José Crespo, cumplió con buen criterio su cometido.
Incidencias: Algo menos de dos tercios de plaza. Tarde soleada y agradable. El Cordobés y Nazaré, que sustituyó a Juan Pablo Sánchez, hicieron el paseíllo desmonterados. Buenos pares al primero de Venturita y Manolo de los Reyes. La ganadería Hermoso de Mendoza lidió toros por primera vez
Como sucedió en Tudela, el desafío ganadero, esta vez entre Miura y Hermoso de Mendoza, quedó en empate técnico. Ambos hierros lidiaron un toro que destacó sobre los demás, sus respectivos primeros.
En varas, todos recibieron duro castigo, incluidos los últimos, los de sangre domecq, porque quienes los picaron parecieron arrastrar el síndrome de Miura de la primera parte del festejo.
Y en el último tercio, todos dieron interés al festejo, porque, con más o menos clase, con más o menos motor, con más o menos fuerza, sirvieron y apenas dieron dificultades a la mano de obra.
En este terreno, el de los toreros, agárrense porque no se lo van a creer: Marco, por fin, se llevó el mejor lote de la tarde. Palabra. Abandonen su perplejidad, que es cierto. Como lo han leído: el mejor lote, a diferencia de lo que le solía ocurrir; si en un encierro había algún toro marrajo o manso desesperante, ya se sabía a quién le iba a caer en el sorteo. Pero ayer la caprichosa suerte cambió y el espada estellés aprovechó, cargado de torería, la ocasión que se le presentó.
Primero ante Baratero, un buen cárdeno de Miura que si no se hizo acreedor de vuelta al ruedo fue por ese salto al callejón que se marcó de salida. Lo recibió con mecidas verónicas y se lució luego en un quite por ajustada chicuelinas. En la muleta, el miureño tuvo nobleza, fijeza y durabilidad; sólo le faltó humillar más por el derecho. El diestro navarro realizó una faena completa, templadísima y muy limpia, siempre seguro de sí mismo. Toreo puro, de muchos quilates, rematado con una estocada hasta la bola que hizo innecesaria la puntilla.
Frente al buen cuarto, éste navarro de Zaraputz, paseó otro justo trofeo, que, de no haber pinchado, habría sido doble. Entendió a la perfección a un toro colorado, llamado Travieso, y le dio los tiempos y distancias que pedía, hasta que se agotó su embestida. Un pinchazo hondo y otra estocada hasta el puño pusieron el broche final a un memorable triunfo de Marco.
Los otros diestros estuvieron muy por debajo de él. Nazaré no pasó de normalito ante el que le correspondió de Miura. Dos insípidas tandas con la diestra y nada más. Después, el toro comenzó a revolverse sin terminar de pasar; pese a ello, lo debió matar mejor.
Y frente al sexto, de Hermoso, que atesoró calidad y acusó falta de fuerza, optó por el toreo de cercanías. Y sacó el mejor partido a esa docilidad tanto de pie como de rodillas. Mató de una casi entera y el público premió su esfuerzo con un trofeo.
Benítez dejó muy mala imagen. Ante el de Miura no se confió en ningún momento y estuvo muy por debajo del quinto, otro buen toro de Hermoso que acabó rajado por aburrimiento. Como aburrido acabó el personal tras una faena larga, pesada y sin contenido.