El novillero pamplonés realizó una buena faena ante la atenta mirada de Tomás Campuzano. Reportaje fotográfico.
La emblemática finca Mirandilla, de Marqués de Albaserrada, fue ayer por la mañana el escenario de su clásica fiesta taurina, a la que acudieron alrededor de quinientos aficionados, entre los que se encontraban dos matadores de toros: Manili y Tomás Campuzano. A este ruedo sevillano, de Gerena, saltaron cuatro erales que fueron toreados y estoqueados por Rogelio Pajuelo, Nabil ‘El Moro’, Uceda Vargas y Calerito.
Al novillero pamplonés le correspondió el segundo, un novillo negro que se dejó por ambos pitones, aunque más por el derecho. Estuvo siempre bien auxiliado por el banderillero pamplonés Garrapi. Nabil recibió a su novillo con mecidas verónicas a pies juntos, rematadas con dos buenas medias. Con la muleta, comenzó el trasteo con unos doblones muy toreros y prosiguió con la diestra, en cinco series mandonas a la altura que pedía el novillo. Después, dibujó una templada tanda de naturales. Tras ella, fue cogido en un par de ocasiones, sin más consecuencias. El novillo se orientó y ya no quiso embestir por ese pitón. El novillero navarro concluyó su labor con unas manoletinas y una efectiva estocada, que permitió la concesión de una oreja.