Los toros de Rosa Rodrigues han firmado el encierro más peligroso. Fotografía: Ahora Zona Media.
Los toros portugueses de Rosa Rodrigues han protagonizado una carrera de algo más de seis minutos.
Quien pensaba que la emoción de los encierros de Tafalla empezaba con los victorinos y terminaba con Cebada Gago, se equivocaba. Este domingo era el turno de los toros de Rosa Rodríguez para rejones y Negrito un toro rezagado que retrocedía en sus pasos, se quedaba quieto y aceleraba convertía esta carrera en la más tensa, larga y peligrosa.
Pese a todo, el balance de heridos ha sido sencillo: dos atenciones en enfermería por brechas en ceja y barbilla y otras dos en los puestos del encierro por magulladuras. Este domingo el recorrido estaba lleno de corredores con experiencia pero también se han dejado ver bastantes corredores inexpertos e incluso de gaupasa, que han complicado las carreras.
Los toros han avisado desde un principio que quería dejar huella en Tafalla. La primera en la frente. Nada más salir del corral uno de ellos ha ido de frente contra el madero y lo ha partido.
Ya a la altura de la farola uno de ellos ha volteado a un corredor pamplonés habitual en los encierros de Pamplona y Tafalla. Éste ha sufrido una brecha en la barbilla por lo que ha recibido varios puntos de sutura. Éste responde a las iniciales D.O. y tiene 25 años.
Poco antes de llegar al puente, Negrito se ha resbalado con un buey y se ha quedado descolgado. En ese punto F.J.B., pamplonés de 51 años, ha sufrido una herida en la ceja, policontusiones y golpe en el hombro.
En dos partes
La distancia entre el resto de la manada y el 108 ha sido cada vez mayor ya que el toro ha comenzado a retroceder, pararse y arrancar contra los corredores. Los pastores y varios mozos han intentado reconducirlo pero también han sido otros tantos los que se han dedicado a recortar al toro haciendo que se diera la vuelta. Poco a poco, el toro ha avanzado con el mismo comportamiento. Cuando llegaba a la última recta, el quinto toro, con el número 82 y de nombre Silvestre, se encontraba en la puerta de la plaza. Este se ha retrasado del resto de la mandada ya que ha sufrido un calambre en una de las piernas y avanzaba cojo aunque le ha ganado en la carrera a Negrito.
De hecho, este sexto toro se ha vuelto a resbalar en el último paso de cebra. Allí, los pastores le han dejado que se recuperara durante unos segundos y lo han levantado.
Pero la historia no terminaba aquí. Al llegar al callejón un corredor pitillés habitual ha sufrido en primera persona el último de los sustos del encierro. Al entrar en la cuesta del callejón, Negrito ha cambiado de velocidad y ha sorprendido al corredor, que se ha quedado contra la pared esperando, como así ha sucedido, a que el toro pasara de largo. Su entrada, pasados ya los seis minutos de encierro ha provocado el alivio de los corredores y sobre todo de los pastores.
Información publicada en Ahora Zona Media.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX