La comisión taurina junto al cartel y al diestro Eduardo Dávila Miura.
Entraron en la vieja y sombría sala de juntas de la Casa de Misericordia con cara de satisfacción, casi todos trajeados, como victoriosos, al estilo de Los Intocables de Eliot Ness. Lo habían conseguido.
Ningún plumilla, nadie de la llamada canallesca había conseguido robarles la sorpresa. Y es que, algo tapado, entre ellos se encontraba el matador de toros Eduardo Dávila Miura, que anunció su reaparición para torear y estoquear el 14 de julio la corrida de su familia, la que se cría en la mítica Zahariche, debido a que este histórico hierro va lidiar su quincuagésima corrida de toros en la capital navarra desde la creación, en 1959, de ese curioso invento denominado ‘Feria del Toro’. Cincuenta corridas en Pamplona y 288 toros lidiados (si este año lidia el encierro completo) en 58 ferias merecen una celebración.
En cualquier caso, Eduardo Dávila Miura, a sus 42 años, volverá a vestirse de luces para hacer el 14 de julio su undécimo y ¿último? paseíllo como matador de toros en Pamplona (en el 96 hizo otro, cuando todavía era novillero), en una plaza en la que, desde 1999, año de su debut como matador de toros, ha estoqueado 21 toros y cortado 3 orejas, trofeos que le permitieron ser el triunfador de la feria en 2003 y 2004. Dos años después, se despidió de Pamplona.
Sin duda, una grata noticia la de su reaparición, sí, pero hasta ahí. Con tal sorpresa, los citados intocables intentaron tapar las carencias de la feria, que son bastantes. Si, resignados, aceptamos las ausencias de José Tomás, Enrique Ponce, Morante de la Puebla y José María Manzanares, que es mucho decir, en San Fermín torearán casi el resto de las demás figuras; es decir, no todas.
Falta, sobre todo, David Mora. Todo hace pensar que la empresa no tenía mucha intención de contar con este diestro madrileño. Pero, triunfó rotundamente en Las Ventas el pasado 24 de mayo. Dos o tres días después, se produjo el primer contacto entre la empresa y el torero. Tarde, demasiado tarde, cuando los carteles de más relumbrón ya estaban cerrados y sólo quedaba la posibilidad de torear la de Fuente Ymbro y, claro, con más altos honorarios después de esa puerta grande madrileña.
Hubiese tenido más lógica ofrecerle dos tardes a Mora, que ya había triunfado en Pamplona, que, por ejemplo, a Roca Rey, un joven diestro peruano que ha triunfado asimismo en Las Ventas pero que en Pamplona sólo ha toreado una tarde, la del año pasado, cuando todavía era novillero; es decir, este año se presentará como matador de toros en la capital, por lo que con contratarlo una tarde habría bastado. Mora no vendrá –torpeza de la empresa- pero seguirá siendo esperado por el aficionado navarro.
No es la única ausencia. Los comisionados indicaron que en la feria habrá mano de obra de cuatro nacionalidades. Cierto es. Por México, toreará el novillero Luis David Adame, pero no la figura principal de ese país, Joselito Adame, para el que la puerta de Pamplona permanece cerrada. Castaño, por su parte, ha pagado la reaparición de Dávila Miura. También ha quedado fuera otro triunfador en Madrid, Morenito de Aranda. En este sentido, su apoderado, José Ortega Cano, fue claro ayer. “En otra época, un triunfador de Madrid no se queda fuera de San Fermín”. Pero los tiempos cambian; los comisionados, poco, pero también. Eso sí, mantienen su política de falta de información y, de vez cuando, caen en la incongruencia. Prueba de ello es que toreros que, según su propios argumentos, podían levantar una tarde, como El Fandi, ya ni cuentan para la Meca. Como tampoco ha contado con algunos que dieron la cara el año pasado, caso de Jiménez Fortes y de Antonio Nazaré. Otro sevillano, por el contrario, ha sacado petróleo de la oreja que cortó en la Maestranza; se trata de Javier Jiménez, que debutará en nuestra plaza con los toros de Cebada Gago.
Por último, en la presentación de la LVIII Feria del Toro, alguien dijo “cuatro navarros en la feria, nada menos”, algo que algún comisionado confirmó con un “sí, sí”, sin darse cuenta que decir “cuatro” significa que dos de los seis posibles se han quedado fuera. Están –no podía ser de otra manera- los dos rejoneadores, que competirán con un Leonardo que se presentará en Pamplona. Está Marco, pero con la de Escolar, en agradecimiento a lo mal que lo pasó el año pasado con este hierro y a la profesionalidad con la que solventó los problemas. De nada sirve que sea quien más corridas de toros de Cebada Gago ha estoqueado en San Fermín, ocho nada menos. De nuevo, escolares y encima deberá dar las gracias. Quien también puede darlas, con ironía, es el otro matador de toros navarro, Javier Antón, a quien los comisionados ni le han llamado.
Y respecto a los novilleros, figura sólo Javier Marín, faltaría más después de su triunfo en Las Ventas. Sin embargo, el joven de Cintruénigo tendrá que abrir la novillada del 5. Este año no había novilleros punteros porque quienes lo fueron ya habían tomado la alternativa. Por ello, era una magnífica ocasión para que la empresa le hubiese dado la oportunidad a un pamplonés, a Expósito, con lo que además Marín iría mejor colocado, en segundo lugar del cartel. Posiblemente, la empresa pensó que era poner demasiado navarro en un festejo. Sin embargo, al aficionado no le habría importado. Pero, claro, para saberlo hay que conocer, escuchar su opinión, cosa que la empresa, por desgracia, no acostumbra hacer.
Los 10 diestros más veteranos de esta feria.
Nombre Alternativa
Juan José Padilla. 18 de junio de 1994.
Rafaelillo. 14 de septiembre de 1996.
Dávila Miura 10 de abril de 1997.
Eugenio de Mora. 17 de agosto de 1997.
Curro Díaz. 1 de septiembre de 1997.
Miguel Abellán. 24 de junio de 1998.
El Juli. 18 de septiembre de 1998.
Francisco Marco. 26 de julio de 1999.
Diego Urdiales. 15 de agosto de 1999.
Juan Bautista. 11 de septiembre de 1999.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX