CARCASTILLO, CALLES LLENAS PARA EL PRIMER ENCIERRO TRAS LA PANDEMIA

Un joven recorta en Carcastillo a una vaca cárdena de Enrique Domínguez. Imagen: Alberto Galdona.

A lo largo de hora y media, se soltaron siete vacas y otro tantos machos de Enrique Domínguez, de Funes.

Los encierros de las fiestas en honor a la Virgen del Rosario de Carcastillo eran como cualquier otro de Navarra; quizá con el atractivo de ser en octubre y, ante la ausencia de festejos taurinos con la mayoría de calendarios festivos ya cerrados, concitaba más gente incluso que en los ocho de las fiestas patronales de agosto o los dos de las fiestas de la juventud en junio. Pero no había toros como en Pamplona, Tudela o Tafalla, ni presentaban la peculiaridad del recorrido montañoso de Falces o la singularidad de sacar un toro ensogado como se hace en Lodosa.

Sin embargo este viernes, su encierro se escribió con mayúsculas al ser el primero que se celebra en Navarra tras la pandemia. Año y medio han tenido que esperar aficionados y ganaderos para ver de nuevo a las vacas en las calles y en Carcastillo el aliciente de retomar las carreras delante de los astados hizo que el recorrido estuviera cuajado de gente tanto dentro como tras la barrera.

Tras la barrera, estaba Joaquín Irigoyen Malón, igualmente de Carcastillo y de 70 años. “He sido muy aficionado. Aunque en mi juventud era diferente, se corría más tipo encierro. Ahora es una suelta para que la gente recorte”. Gente como Iván Pérez Pérez, de 21 años y del municipio anfitrión. “No es miedo después de tanto tiempo, sino nervios por las ganas de volver a correr”. También había muchos corredores de fuera, como Ander Gil Liborio, de 19 años y de Olite, que tenía marcado a fuego el último día que se puso delante de los astados. “El 10 de septiembre de 2019, en fiestas de Olite. Así que tengo muchas ganas. Vengo con fuerza pero aun así los animales siempre te dan respeto”.

De lejos, tras la barrera, observaba Nadia Andueza Osés, de 31 años y de Peralta, que había acudido a Carcastillo con su hija de dos años, Aria Galindo, y su suegra, María Jesús Mendoza Luzuriaga. “Yo soy una gran aficionada; mi abuelo me llamaba Navarra en fiestas. Así que no podía perderme el primer encierro. Y la semana que viene iré a Lodosa”.

No en barrera, sino en la trastienda de la organización, el alcalde, Javier Igal, y el ganadero, Enrique Domínguez Cirauqui, de Falces, respiraban tranquilos. La cita taurina había discurrido sin incidentes, con sueltas de 7 vaquillas y otros tantos machos en tandas de dos durante hora y media, para finalizar con un encierro con todos los ejemplares.

Este sábado se repetirá el espectáculo taurino a las 11.30 y a las 18.30 horas y el domingo a las 18 horas. “Son dos más que otros años. Pero hay ganas y también queríamos apoyar al sector”, dijo el primer edil. “Han sido dos años muy duros y la pena es que se permiten los encierros cuando se ha terminado el verano y la mayoría de fiestas”, añadía el ganadero.

Información de Miriam Munárriz, publicada en diariodenavarra.es

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