Recogió en la capital navarra el premio Ciudadela, en una gala que vivió su momento más emotivo con la distinción a los dobladores de los encierros de San Fermín.
Antonio Ferrera fue ayer el principal protagonista de la gala de los premios Ciudadela, celebrada en el hotel Muga y en la que se dieron cita decenas de aficionados taurinos de Navarra. “Como torero, Pamplona me ha abierto muchas puertas, también en los momentos difíciles. En este caso volvía después de dos años fuera del toro. Exponía por tanto mi vida, pero también mi alma aquella tarde. Quería sentir Pamplona de una manera especial”, aseguró el diestro extremeño.
Ferrera recogió el premio Ciudadela al mejor toreo al natural –una escultura del navarro Carlos Ciriza- por su actuación frente a su segundo toro –cuarto de Núñez del Cuvillo- la tarde del 13 de julio. Según el jurado, efectuó el mejor toreo al natural en una faena que “realizó con una naturalidad llamativa una exposición de toreo armónico y puro, toreando al natural con ambas manos, realizando suertes de original factura y dejando en las retinas de los aficionados una conjunción entre matador y toros que será recordada en los anales de la Feria del Toro”.
Respecto al premio Ciudadela al novillero con mayor proyección, el galardonado, Jesús Enrique Colombo, no pudo acudir a la cita y fue Jesús Vázquez, su mozo de espadas, quien recogió el galardón en nombre del ya matador de toros.
Organizada por Onda Cero y El Corte Inglés, y con el periodista Juan Ramón Lucas de maestro de ceremonias, el momento más emotivo de esta gala, la novena, se vivió con la mención especial que recibieron los dobladores del encierro de Pamplona, distinción que recogieron los actuales: Sergio Sánchez, Francisco Marco, Manolo de los Reyes y Manu Rodríguez.
Sergio Sánchez, en representación de estos toreros, agradeció la distinción y rememoró su sentir durante los veinticinco años que ya acumula como doblador de los encierros de San Fermín. “Cuando empecé de doblador todavía estaba en activo, pero fue un orgullo como torero y como navarro. Mis maestros fueron Fernando y Lalo Moreno y Manolo de los Reyes. Ellos me enseñaron a ser discreto y no tener afán de protagonismo. Son momentos en los que se pasa miedo, porque hay mucho gente, pero la experiencia nos ha llevado a hacer el trabajo muy coordinados y conseguir que el único protagonista sea siempre el toro”, explicó el diestro cirbonero.