ADAME TIRA DE OFICIO ANTE UN MAL LOTE DE LOS MAÑOS EN SAN ADRIÁN

Derechazo del mexicano Adame al segundo de la tarde. Fotografía: Isabel Virumbrales.

Derechazo del mexicano Adame al segundo de la tarde. Fotografía: Isabel Virumbrales.

El mexicano cortó una oreja del segundo y sufrió una cornada en una axila.

Ganado: Cuatro erales de Los Maños, de bonitas hechuras. El primero, aplaudido

en el arrastre por la sombra. El resto de peor juego y comportamiento manso.

Novilleros: Sergio Roldán (silencio tras dos avisos y silencio tras aviso) y Luis David Adame (oreja tras aviso en su primero, resultó cogido entrando a matar al cuarto); el sobresaliente, Gabriel Pericás, estoqueó al novillo.

Presidencia: Rosa Cigudosa, asesorada por Francisco Parra y Belén Ferrer, pasó desapercibida.

Incidencias: Tres cuartos de entrada en tarde agradable. El subalterno José Luis Carmona fue atendido de un varetazo bajo el glúteo derecho en la lidia del tercero de la tarde. Luis David Adame resultó prendido al entrar a matar al cuarto de la tarde. Recibió atención médica en la ambulancia por una cornada en la axila y el médico Miguel Pastor ordenó su traslado a la Fundación Hospital de Calahorra.

El novillero hidrocálido Luis David Adame, hermano del matador Joselito Adame, rubricó dos faenas en las que mostró su repertorio técnico y un oficio poco habitual en novilleros sin caballos.

Adame recibió a la verónica con el compás abierto. Protagonizó un gran par de banderillas en un tercio que compartió con su compañero Sergio Roldán y el sobresaliente Gabriel Pericás. Con la pañosa inició la faena con mucha torería y temple, llevando toreado al mansurrón ejemplar de Los Maños. Trasteó por ambos pitones y supo jugar con la altura y las distancias, para acortarlas en los últimos compases. Antes de cuadrarse, remató con manoletinas y recibió un taponazo en la zona inguinal. Escuchó un aviso tras dejar una estocada algo caída y precisó de tres golpes de verduguillo para pasaportar al eral. El primer aviso no enfrió al respetable que le premió con una oreja.

El cuarto ejemplar de la tarde mostró ya con el capote el defecto de salir de cada lance con la cara arriba. No se corrigió en banderillas y Adame soportó en el inicio de faena que el animal saliera con la cara por encima del estaquillador. El eral buscaba cualquier excusa para irse, no quería pelea y Adame toreó al natural sobre las piernas. En más de una ocasión se quedó medio descubierto por las pequeñas rachas de viento que se levantaban y a base de técnica y convicción logró robar algún que otro derechazo al que cerraba plaza. Se perfiló un par de veces para ejecutar la suerte suprema y en la segunda ocasión resultó cogido por su oponente que incluso lo arrastró unos metros prendido de la chaquetilla. Inmediatamente fue trasladado a la ambulancia y el sobresaliente, Gabriel Pericás, entró a matar con bastante habilidad.

Sergio Roldán mostró buenas intenciones recibiendo de capote al primero de la tarde, un eral con mucha codicia al que había que obligarle. Protagonizó el tercio de banderillas en el que destacó el tercer par precedido por un quiebro por los adentros. Media docena de doblones le sirvieron para sacar al astado a los medios y empezar a torear al natural. El novillo tenía recorrido, iba largo y necesitaba mucho mando. Embestía muy en Santa Coloma. Roldán resolvió afanoso pero no llegó a cogerle

el aire. A pesar de sus intenciones y sus guiños al graderío no estuvo a la altura del de Los Maños. Escuchó dos avisos tras recetar una estocada que hizo guardia y varios descabellos.

El tercero de la tarde era complicado, se paraba en el embroque y salía desentendido. Recibió muy mala lidia en el tercio de banderillas, en el que cogió al subalterno José Luis Carmona. Se echó a los lomos también al propio Roldán y

lo acunó con la testuz. El palco, a petición expresa del novillero, cambió el tercio con cuatro palos. Juanillo, que así se llamaba el eral, se hizo dueño de la escena. Roldán quiso buscar el lucimiento e intentar, con poca fortuna, el toreo por ambos pitones. Estuvo muy dispuesto y en más de una ocasión a merced del deslucido tercero. La espada no agarró y pasó tiempo hasta que Roldán, después de escuchar un aviso, decidió perfilarse de nuevo. Otra estocada y un descabello.

Información de Isabel Virumbrales ar

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