2 FRANCISCO JAVIER PROTAGONIZAN LA PRIMERA TIENTA EN NAVARRA DE 2025

Derechazo de Francisco Expósito a su primera vaca, de Ganadería de Pincha.

Sánchez Vara y Expósito probaron la bravura de dos vacas de Ganadería de Pincha y otras dos de El Tolco.

La finca Ontanal de Lodosa fue el escenario el sábado pasado, en plenas fiestas de Navidad, del primer tentadero llevado a cabo en tierras navarras. Lo protagonizaron dos matadores de toros: el guadalajareño Francisco Javier Sánchez Vara y el pamplonés Francisco Javier Expósito, que estuvieron muy bien auxiliados por el banderillero lodosano Manu Rodríguez. Y en el caballo, bajo una pertinaz lluvia, volvió a destacar el varilarguero navarro José Manuel Sangüesa.El agua no cesó de caer y al final el piso de la plaza de tientas, con excelente drenaje, fue convirtiéndose en resbaladizo barro, al que se adecuaron perfectamente todos los actuantes, incluidos los tapias que se dieron cita.

Abrió la prueba el espada castellano manchego, quien demostró ser un gran tentador. Se las vio en primer lugar con una erala de Ganadería de Pincha, que recibió media docena de puyazos. En la muleta, algo mirona al principio, fue corrigiendo ese defecto y embistió con mucha fijeza y nobleza, y con motor, lo que la convirtió en nada tonta y exigente. Sánchez Vara le realizó un trasteo largo –unos veinte minutos- y repleto de mando. La dominó por ambos pitones, en diversos terrenos y, sobre todo, dejó que el ganadero la pudiera ver.

El panorama cambió en su segunda intervención, ante una vaca de El Tolco que resultó ser muy buena… pero para las calles. Muy corretona de salida, incluso intentó superar con un salto el muro de la plaza de tientas. Después, no quiso pelea en el peto y en la muleta el torero de Guadalajara le sacó todos los muletazos que tenía, que fueron pocos.

Respecto a Expósito, cuajó de capa a su primera vaca, de Ganadería de Pincha, con un toreo excelente a la verónica. La erala se entregó en el peto; entró varias veces con todo al caballo y demostró así su bravura. En la muleta, de generoso recorrido, derrochó fijeza y nobleza; sólo le faltó humillar algo más. El diestro pamplonés le dio una lidia de su firma, rica en gusto, con largos muletazos por ambos pitones.

Frente a la cuarta y última de la tienta, de El Tolco, tuvo más suerte que Sánchez Vara. Le cayó en suerte una erala que sólo quería muleta y que no se cansó de embestir. A medida que dibujaba muletazos, el navarro se iba sintiendo cada vez más a gusto y así le realizó una faena larga, la exprimió y todavía los tapias pudieron darle un par de series.

La lluvia no cesaba. La tienta había concluido. Satisfizo a todos: a matadores de toros y al ganadero. La cabaña y su chimenea sirvieron para que la gente entrase en calor; algo a lo que también colaboró un sabroso aperitivo, regado con vino de tanta calidad como el ganado tentado.

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