Los ganaderos Victorino Martín, Miguel Reta, José Arriazu, el picador Sangüesa, los toreros, amigos y familiares.
La tienta corrió a cargo del picador navarro Juan Manuel Sangüesa, de los matadores de toros Fernando Cruz y David Esteve, y del novillero Gómez del Pilar
La plaza de Estella fue recientemente el escenario de un tentadero a la vieja usanza de reses de Casta Navarra, todas de la casa Reta –con los hierros de Alba y César-, tienta que estuvo capitaneada por el afamado ganadero Victorino Martín.
La suerte de varas corrió a cargo del varilarguero tudelano Juan Manuel Sangüesa, que picó con tres caballos y volvió a dar clara muestra de su profesionalidad y buen hacer, en una jornada en la que terminó exhausto. Además de él, la tienta corrió a cargo de los matadores de toros Fernando Cruz y David Esteve, y del novillero Gómez del Pilar. Todos ellos se esforzaron al máximo frente al ganado y ofrecieron una lección de valor a raudales y pundonor torero.
Magnífico puyazo de Juan Manuel Sangüesa.
Aproximadamente, hacia las once de la mañana, saltó al ruedo la primera erala. A ella le siguieron otras veintinueve reses, diecisiete de ellas machos, erales la mayoría aunque también fue tentado algún utrero, siempre bajo la atenta mirada de los ganaderos Victorino Martín y Miguel Reta, y también del ablitense José Arriazu, pues asimismo se probaron algunos ejemplares de su propiedad.
Hacia las ocho de la tarde, con la limitada luz del atardecer, concluía el tentadero. El cansancio se dejaba notar en los rostros de los toreros y del picador. Treinta ejemplares habían sido meticulosamente examinados, pero sólo cinco –cuatro hembras y un macho- habían alcanzado el aprobado, muestra clara de la escrupulosa y exigente selección llevada a cabo por Reta y Martín.
Terminado el interesantísimo tentadero, llegaba la hora de los balances. “Estoy muy satisfecho de los presenciado. Veo que el trabajo, aunque es muy lento, va dando resultados. Todo ganadero sabe que la selección es lenta, ley de vida. Por eso, hay que tener la cabeza muy fría y saber que esto va para largo”, aseguró Miguel Reta.
Prueba de su sinceridad es que comisionados de las localidades francesas de Orthez y Ceret quisieron comprarle dos corridas de toros que tenía en el campo. El criador de bravo navarro, sabedor de los resultados y pese al beneficio económico que le habría reportado, optó por no vender esas dos corridas, toros que finalmente fueron comprados por otros ganaderos navarros para destinarlos a sementales.
Miguel Reta y Victorino Martín atentos al desarrollo de la tienta.
En el mismo sentido se manifestó Victorino Martín. “Hoy se ha podido comprobar que Reta va a avanzando con la Casta Navarra, muy lentamente, como debe ser, pero avanzando. Ha habido animales muy bravos en el caballo y que se han dejado torear más que los tentados en año anteriores”, afirmó el prestigioso ganadero.
Respecto a su presencia en Estella fue claro. “España posee un gran patrimonio que es el mundo del toro bravo, que posee diversidad de encastes. Mi deber es contribuir en todo lo posible para intentar preservarlos. La Casta Navarra es uno de ellos, importante, que se mantiene gracias a los festejos populares. Yo debo apoyar a quien se esfuerza, y Miguel Reta lo está haciendo de cara a recuperar la Casta Navarra en festejos en plaza. Me une a él una sincera amistad y su forma romántica de ser ganadero de bravo. Por eso le ayudo”, concluyó Victorino.
Los cinco ejemplares aprobados en la tienta pasarán ahora a formar parte del hierro Reta de Casta Navarra, el único de la Comunidad Foral perteneciente a la Unión de Criadores de Toros de Lidia, la que incluye a las más afamadas ganaderías.
De este modo, el citado hierro contará con cuatro hembras y un macho más, ganado que se agregará a las 28 hembras y dos machos que posee, después de catorce años de ininterrumpida selección. Con los frutos de esta materia prima, procedente de cinco ganaderías navarras (Arriazu, Laparte, Domínguez, Lahuerta y Aranda), dentro de dos años, Reta espera lidiar alguna novillada sin picadores, de erales salidos de la finca La Tejería, en la valle navarro de Yerri, que darán mucho de qué hablar y supondrán un punto y aparte en la evolución de la Casta Navarra.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX