Pretende que se celebren en fiestas seis carreras matinales con reses bravas de distintas ganaderías cada día.
El Ayuntamiento de Tudela no desea que se celebren corridas de toros durante sus fiestas pero está empeñado en ofrecer seis encierros matinales y con reses de distintas ganaderías cada día. Y, según el alcalde y el concejal de Festejos, por eso han destinado tantos euros a la adjudicación de la plaza. ¡Qué osada es la ignorancia!
Un encierro es la conducción de reses bravas a una plaza de toros, donde serán lidiadas y estoqueadas. Las demás variedades no son otra cosa que simulacros de encierros. Y esta es la pretensión de los mandatarios actuales de Tudela. Para ello, van intentar contratar toros de ganaderías de renombre, pero, con esa cantidad, no podrán hacerlo en origen, en ganaderías andaluzas, salmantinas o madrileñas. Intentarán contratar los servicios de alguna empresa tipo Toropasión, donde cohabitan toros de muy distintos hierro y procedencia. Por tanto, los munícipes pretenden alquilar toros, no comprarlos. Los taurinos deberíamos unirnos, ser solidarios, incluidas esas empresas, que deberían negarse al abastecimiento de reses para las fiestas tudelanas, a favor de la verdadera fiesta de los toros, de lo que los taurinos llamamos la Fiesta, con mayúsculas. Y lo mismo deberían hacer los ganaderos navarros y de provincias limítrofes.
Por otro lado, ¿sabe el ayuntamiento si los toros que corran en esos falsos encierros podrán volver a la finca de origen? ¿Sabe que quizá no pueda hacerlo por motivos sanitarios y que tenga que destinarlos al matadero? ¿Sabe algo de este tema? Me temo que no.
En cualquier caso, si el consistorio consigue llevarlos a cabo, lo hará con toros sin trapío, bizcos, mogones, tuertos, de la cola de camada, algo que no ocurre cuando son lidiados por la tarde. Ningún corredor se desplazará a Tudela para correr delante de estos animales, en este simulacro de encierros. Y muchos tudelanos preferirán quedarse en la cama a las ocho de la mañana para recuperar horas de sueño. El resultado será ver galopar sobre el asfalto a seis toritos y los obligados pastores, sin apenas personas delante de las astas. Pura emoción. Por ello, a los aficionados nos gustaría, dadas las actuales circunstancias, que diesen la espalda a ese tipo de encierros en Tudela.
En cualquier caso, la ignorancia en materia taurina del concejal queda constatada, incluso incrementada, cuando afirma que “a Tudela puede venir tan buenos toros como siempre sin necesidad de matarlos”. Sus declaraciones denotan cierta obsesión por la muerte de las reses bravas. Si el fuese ganadero (Dios no lo quiera), su finca sería un continuo trajín de entrada y de salida de toros. Como no se matarían en las plazas, acabaría poseyendo unos mil toros, otros tantos utreros, dos mil erales y unas cuatro mil vacas de vientre. Vamos, mucho mayor que la llamada Vacada Real, la que tuvo Fernando VII, que debió ser impresionante. Señor concejal, todo ganadero de bravo cría reses para que mueran en las plazas. O, al menos, tiene esa aspiración. Además, sólo así puede saber cuál es el estado de su vacada de bravo.
Tenga en cuenta además que, con su idea, los costes de una ganadería se dispararían, ya que los toros de lidia, las vacas bravas comen todos los días, todos, y no entienden ni de festivos ni de vacaciones.
Por último, los mandatarios citados desconocen el coste de adquirir un encierro de toros. Visiten varias ganaderías y verán. Si les dicen a los ganaderos la verdad, que los toros sólo se utilizarán para las mañanas y que no se lidiarán por la tarde, muchos se negarán a vender. Y cuando se enteren de lo que vale un encierro de seis toros, comprenderán que, con la cantidad que han destinado a tal fin, se han quedado muy cortos en el presupuesto. En fin, todo un desastre, no para ellos, sino para Tudela.