Dentro del toreo a caballo, por primera vez dos navarros acabaron la temporada entre los tres primeros del escalafón, algo que nunca había sucedido a lo largo de la historia. Y, precisamente, por esos dos caballeros navarros –Pablo Hermoso de Mendoza y Roberto Armendáriz- estuvo dominada la temporada en Navarra.
El rejoneador de Noain sumó nada menos que siete paseíllos en Navarra. Su triunfo más redondo lo consiguió en Tafalla –en un mano a mano con el estellés-, pero también abrió las puertas grandes de Tudela, Sangüesa, Noain y Fitero; sólo en Pamplona y una tarde en Sangüesa salió a pie, por no acertar con el rejón letal. De ninguna plaza se fue de vacío y sumó un total quince orejas y un rabo. Pero, sobre todo, cifras aparte, mostró un toreo a caballo de muy alto nivel, de mucha calidad.
Por su parte, el maestro estellés contó sus actuaciones por triunfos. Fueron tres sus compromisos: Pamplona –dos orejas-, Estella –cuatro- y Tafalla –dos-. En todas ellas demostró su incuestionable categoría y, además, en su tierra y en la ciudad del Cidacos maravilló con una nueve suerte de su firma, la hermosina.
De los otros once rejoneadores que torearon en Navarra, se deben destacar los triunfos de puerta grande de Sergio Galán en Pamplona, Leonardo Hernández y Joao Moura hijo en Tudela, Miguel Moura en Estella, Sergio Domínguez y Pérez Langa en Olite y de Luis Valdenebro en Lodosa.