PUERTA GRANDE PARA SÁNCHEZ VARA. CRÓNICA DE LA 3ª DE SANGÜESA

Con este estatuario, de aroma tomasista, comenzó Ritter su faena al primero. Fotografía: Javier Sesma.

Con este estatuario, de aroma tomasista, comenzó Ritter su faena al primero. Fotografía: Javier Sesma.

El de Guadalajara entró a última hora en el cartel, como sustituto de El Payo, y fue el único que salió a hombros.

Ganado: Seis toros de Antonio San Román, muy bien presentados y armados, serios de cara y astifinos, nobles, sin dar problema alguno y, por tanto, muy toreables, salvo el sexto, más parado y reservón.

Toreros: Sánchez Vara (dos orejas y vuelta por su cuenta tras aviso), Octavio Chacón (oreja y silencio tras aviso) y Sebastián Ritter (oreja y silencio tras aviso).

Presidencia: A cargo de Javier Solozábal, asesorado por el veterinario Andrés Pemán y por Ignacio Lacosta, fue generosa en la concesión del segundo trofeo del que abrió plaza; por lo demás, cumplió correctamente su cometido.

Incidencias: Dos tercios de plaza. Tarde soleada y agradable que acabó en nublada, fría y algo lluviosa. Ritter hizo el paseíllo desmonterado. Sánchez Vara sustituyó a Octavio García ‘El Payo’, que causó baja a última hora.

Pese al frío final reinante, pese a la molesta lluvia, el festejo de ayer se salvó por los toros, por los seis cuatreños que saltaron al ruedo. Aunque desiguales, formaron un encierro digno de plazas de mayor categoría; dicho de otro modo: en esas plazas de primera y de segunda, se lidian toros bastante peor presentados que los que se lidiaron ayer en la que nunca faltó. Un conjunto ofensivo y astifino que además embistió con nobleza, con mayor o menor clase y recorrido, y que permtió el lucimiento y la realización de largas faenas.

Respecto a las monteras, la terna mostró en todo momento ganas de agradar, incluso se le vio con hambre de triunfo. Sin embargo, la sensación final era que en el ruedo había habido más toro que torero.

Y lo cierto es un matador de toros, el que entró en el cartel a última hora, salió a hombros; pero fue por la condescendencia del palco, que le regaló la segunda oreja. Antes, su faena había consistido en acompañar la embestida de un toro de muy corto recorrido y en trazar naturales de uno en uno. El de Guadalajara mató de una estocada desprendida y el palco festivo puso lo demás.

Pudo incrementar su cuenta de trofeos el torero banderillero, que se lució con lo rehiletes, con un segundo trasteo de similares características pero en esta ocasión pinchó demasiado.

Chacón, por su parte, aprovechó a su manera el pitón derecho del segundo, con varias tandas de derechazos mandones y gritones. Mató de una contraria a toro arrancado y cobró una oreja. El gaditano no pudo redondear la tarde porque, tras una faena sin apreturas, aseada, un pinchazo y una delantera, su puntillero no anduvo nada acertado.

Ritter, por último, pechó con el lote menos bueno. A su primero le sacó todos los muletazos que tenía antes de rajarse. El sexto se fue parando y no le dio opción.

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