PRIMERA DE LA FERIA DE TUDELA. CRÓNICA. JAVIER MARÍN CONVENCE

Con esta larga cambiada recibió Javier Marínal primer utrero de su profesión.

Con esta larga cambiada recibió Javier Marínal primer utrero de su profesión.

El novillero navarro rozó la puerta grande en su buen debut con los del castoreño.

Ganado: Seis utreros de Manuel Ángel Millares, desiguales de presencia y de cara, nobles, varios con clase, manejables, salvo el complicado sexto, pero muy justos de fuerza; el tercero fue aplaudido en el arrastre y al cuarto se le dio la póstuma vuelta al ruedo.

Javier Jiménez: silencio y oreja.

Jesús Duque: vuelta tras aviso y oreja con petición de la segunda.

Javier Marín: oreja con petición de la segunda y vuelta al ruedo tras fuerte petición.

Presidencia: A cargo de José Suárez, tuvo criterio al no conceder la segunda oreja del quinto, se mostró generosa al conceder la vuelta al cuarto y tacaña al negar una oreja del sexto.

Incidencias: Menos de media plaza. Tarde muy calurosa. Los tres novilleros hicieron el paseíllo desmonterados. Se guardó un minuto de silencio por la tragedia ferroviaria de Santiago.

A la fiesta de ayer sólo le faltó más público para ser completa. Bueno, eso, y la concesión de más trofeos. El palco bien le pudo dar una oreja del sexto al debutante Marín. Supongo que consideró que la petición fue minoritaria, cosa que dudo, pues, por lo menos, fue muy ruidosa y tuvo la fuerza suficiente para doblegarse a la solicitud popular. Por otro lado, sí debieron cortarse más trofeos pues el juego de la materia prima lo permitió, pero los novilleros no anduvieron, en general, nada certeros con los aceros.

Y si el encierro llega a tener más fuerza, o al menos la suficiente, a estas horas seguiríamos hablando de una gran novillada. Salvo el complicado el sexto, los utreros embistieron con nobleza y hasta con clase, pero tuvieron que ser muy cuidados en varas y a alguno le costó tenerse en pie. Del conjunto sobresalieron el tercero y el cuarto; éste atesoró muchísima calidad en la muleta pero no fue merecedor de una póstuma vuelta al ruedo porque en varas no peleó; únicamente, recibió un picotazo y además, le faltó fuerza y sin en ella…; prueba de ello es que dobló las manos en varias ocasiones.

Ese tercero, un burraco llamado Bienformado, fue el utrero con el que debutó el navarro Javier Marín, que convenció a todo los asistentes, a unas dos mil, dos mil quinientas personas.

Ante él, el joven de Cintruénigo toreó como si llevase ya un montón de novilladas con caballos en su haber. En todo momento se le vio seguro, sabiendo siempre lo que hacía, muy en torero. Lo recibió con una larga cambiada de rodillas, completada con un mecido ramillete de verónicas.

Después, comenzó la faena en el centro del anillo con dos cambiados por detrás. Continuó con dos ligadas y templadas series de naturales y otras dos por el otro pitón, en redondo, limpias y alegres, de muy buen son, creyendo en sí mismo en todo momento. Tras unas ceñidas manoletinas, terminó con un pinchazo muy hondo, casi media, que sirvió. La pena fue que el puntillero levantó al novillo en dos ocasiones y por ahí se esfumó la segunda oreja del buen novillo, noble y repetidor, justamente aplaudido en el arrastre.

El sexto fue el garbanzo negro del encierro; tardo, mirón, siempre con la cara suelta, no dio opciones al joven de Cintruénigo, que se peleó muy bien con él y le robó muletazos de buen trazo y mayor mérito. Faena de valor, no de florituras, que concluyó con un pinchazo y una estocada que tiró a baja. El palco no cedió a la petición y Marín dio una calidísima vuelta al ruedo.

Respecto a los otros dos actuantes, el sevillano Jiménez se mostró como un novillero bastante placeado. La clase de su primero quedó eclipsada por su alarmante falta de fuerza, pues rozó la invalidez. A cambio, tuvo en sus manos el mejor de la tarde, el cuarto. A ambos les realizó faenas muy asentadas, pero demasiado largas y limpias, en las que sobraron esas segundas partes en plan arrimón. Si llega a matar Bien a su primero, habría salido a hombros.

Duque, por último, no dejó ver que era su primer compromiso de luces de la temporada. Mostró un toreo sobrio y decidido, merecedor de más oportunidades.

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