Pese a la pésima materia prima que tuvo que lidiar en la plaza de Campo Pequeño, el caballero navarro logró dar una vuelta al ruedo.
Ganado: Seis toros de María Guiomar Cortes de Moura, de escaso trapío, sin fuerza y sin transisiíón.
Rejoneadores: Antonio Telles (vuelta en ambos), Pablo Hermoso de Mendoza (ovación y vuelta) y Joao Moura hijo (vuelta en ambos).
Lugar y fecha: Plaza de toros Campo Pequeño, en Lisboa (Portugal). 4 de septiembre.
Incidencias: Lleno de “no hay billetes” (“esgotado”). Festejo nocturno. Los grupos de forcados Amadores de Villafranca y de Chamusca realizaron valientes “pegas de cara”.
Pablo Hermoso de Mendoza no pudo repetir el jueves pasado el triunfo logrado en mayo en la plaza lisboeta de Campo Pequeño, considerada la catedral del rejoneo, porque los toros de Guiomar de Moura echaron al traste el festejo. Eso sí, su presencia provocó la mejor entrada de la temporada en la capital portuguesa, pues se colgó el cartel de “no hay billetes” o “esgotado”, como se dice en el país vecino.
Al encierro citado le faltó trapío, fuerza, movilidad y transmisión. Ante tal materia prima, el caballero navarro fue un ejemplo de entrega pero no pudo lucir la dimensión de su toreo en todo su esplendor.
Se mostró dispuesto a reivindicar su condición de ídolo de la afición de Lisboa pero esta vez no pudo ser. Se estrelló con el segundo, un toro con muy poca fuerza en los cuartos traseros, que apenas permitió que pudieran lucirse sus caballos; concretamente, Napoleón de salida y Chenel y Beluga en banderillas.
En su segunda intervención, frente al quinto, un toro muy grande, feo, que no le gustaba ni al ganadero y que se dedicó a medir, el estellés hizo un esfuerzo titánico, alargando la faena de salida con Churumay y atacando al manso en todos los terrenos hasta clavar banderillas –hasta seis- de buena nota a lomos de Disparate, que recibió el reconocimiento de la afición portuguesa.