PABLO HERMOSO DE MENDOZA ECHA EL FRENO AL TRIUNFO EN TEZIUTLÁN

Hermoso montó un auténtico lío con ‘Disparate’ en la plaza de Teziutlán.

Hermoso montó un auténtico lío con ‘Disparate’ en la plaza de Teziutlán.

El fallo con el rejón letal le impidió sacar premio de las dos grandes faenas que realizó.

Ganado: dos toros de Rancho Seco, segundo y quinto, dos de De Santiago, tercero y sexto, y dos novillos de Fernando de la Mora, de buen juego en conjunto, con petición de indulto para el quinto.

Toreros: Alejandro Zendejas (silencio y división de opiniones), Pablo Hermoso de Mendoza (silencio y división de opiniones), Juan Pablo Llaguno (silencio y división de opiniones).

Lugar y fecha: plaza de toros El Pinal, en Teziutlán, estado de Puebla (México). 22 de marzo.

Incidencias: Lleno. La terna abandonó la plaza a pie.

Pablo Hermoso de Mendoza puso fin el domingo pasado en Teziutlán a su racha de triunfos, a seis salidas a hombros consecutivas. Paradójicamente, realizó dos de las mejores faenas de su temporada mexicana pero no las remató con el rejón letal, y por ahí se escaparon los trofeos.

Su primero fue un astado bajo, de bonitas hechuras, que desde su primera embestida metió la cabeza con clase y celo para ir tras la grupa de Sancho (antes llamado Chacmat). En banderillas, Berlín toreó despacio, con un temple difícil de describir y, después, Viriato ofreció su pecho ante un astado que le buscaba mientras el tordo lo desafiaba con la mirada. Ya sobe Pirata, se sucedieron las cortas, una rosa a petición del público, un rejón de muerte que encontró hueso en un primer viaje y quedó sepultado al segundo. Los tendidos se desentendieron y guardaron silencio.

Al quinto, un toro bravo, que tuvo petición de indulto, le realizó una faena extraordinaria. La comenzó Churumay y la prosiguió en banderillas con Disparate, que puso al público en pie con la ejecución de la hermosina y los templados galopes de costado, y con Dalí, que, con sus ceñidas piruetas, mantuvo el nivel del gran trasteo. Ya en el tercio final, con Pirata y cuando espectadores pedían el indulto, se sucedieron las cortas y un gran par a dos manos. La petición de indulto iba en aumento pero el palco ordenó al estellés que entrase a matar. Pablo dejó medio rejonazo, que parecía que iba a valer, pero la casta del toro le mantuvo en pie. El caballero navarro echó pie a tierra para descabellar y ahí perdió cualquier posibilidad de triunfo, pues acertó con la espada de cruceta al quinto golpe. Finalmente, los aplausos se mezclaron con los pitos, y Hermoso de Mendoza tuvo que abandonar la plaza a pie, caminando cariacontecido.

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