MUERE EN SEVILLA JAIME DE PABLO ROMERO, EL ÚLTIMO PROPIETARIO DE LA LEGENDARIA GANADERÍA

Jaime de Pablo Romero.

Jaime de Pablo Romero.

Pese a que se anunció por última vez en 1994, sigue siendo el segundo hierro que más veces ha lidiado en Pamplona, después de Miura.

En la mañana de este martes ha muerto el popular ganadero Jaime de Pablo Romero, heredero de la histórica divisa y último propietario familiar de los «toros más guapos». El criador de reses bravas ha fallecido en su domicilio sevillano tras atravesar una larga enfermedad. Hace pocos días había cumplido 80 años. Descanse en paz.

El conocido ganadero estuvo al cargo de la divisa durante más de una década. Concretamente, desde que la recibiera en herencia en 1986 hasta que se vendió en 1997 a la sociedad Partido de Resina, S.L. La emblemática ganadería había sido formada en la segunda parte del siglo XIX por Rafael José Barbero, quien compró vacas jijonas y sementales de Cabrera. Tras varias ventas acabó en manos de Felipe de Pablo-Romero y Llorente en 1885. Y así fue pasando por todos sus herederos hasta convertirse Jaime de Pablo Romero en el último criador de la dinastía.

La ganadería comenzó a atravesar un declive a partir de los años 70, del que jamás se logró recuperar. En numerosas entrevistas concedidas a este medio, Jaime de Pablo Romero señalaba que estaba inmerso en la «recuperación del fondo de casta y bravura que siempre atesoraron estos toros».

Los toros cárdenos de Pablo Romero -pelaje que supuestamente apareció tras decantarse la familia por sementales de Santa Coloma para refrescar la sangre- pastaron históricamente en la icónica finca La Herrería de Sanlúcar la Mayor. Aunque las madres de la ganadería y las crías se mantuvieron en la finca Partido de Resina, entre Villamanrique de la Condesa y Aznalcázar, lugar donde se mantiene en nuestros días el total de la ganadería.

Imagen de un encierro pamplonés con toros de Pablo Romero.

Imagen de un encierro pamplonés con toros de Pablo Romero.

En Navarra

Pablo Romero debutó en Pamplona en 1911 y lidió por última vez, con tal nombre, en 1994. Después, se lidió una corrida de toros más, en 2000, pero ya con el nombre de Partido de Resina. Incluido este encierro, los pablorromeros se han lidiado durante 36 ferias, hasta un total de 205 toros. Estas cifras le convierten en el segundo hierro que más veces ha estado presente en la capital navarra, después de Miura.

Se hizo fija su presencia en la década de los 70, en la que lidió todos los años, y en las de los años 80.

En todo este tiempo, la feria de 1975 fue las más destacable para este hierro, ya que la corrida lidiada por Paquirri (pitos, silencio y bronca), Ruiz Miguel (ovación y cogido, no pudo lidiar su segundo) y Julio Robles (oreja y tres avisos) se hizo con el premio Feria del Toro.

Es recordada asimismo la corrida del 12 de julio de 1961. Chamaco y Paco Camino resultaron cogidos, por lo que Diego Puerta se tuvo hacer cargo de los seis toros; el sevillano le cortó las dos orejas al segundo y salió a hombros.

Continuando con los toros de Pablo Romero, los aficionados mantienen en su mente la tarde del 11 de julio de 1987, que tuvo como protagonista al célebre toro Chivito, un marrajo burriciego lidiado en segundo lugar que causó el caos en el ruedo durante toda su lidia: dos veces saltó al callejón nada más salir al ruedo y, tras protagonizar un accidentadísimo tercio de varas en el que ambos picadores fueron desmontados en varias ocasiones (uno de ellos, Victoriano Cáneva, resultó incluso herido de gravedad con una cornada en el pulmón, rotura de diafragma y fractura de dos costillas), Luis Francisco Esplá, que fue a quien le correspondió tal manso, se negó a banderillearlo, lo que provocó una gran enfado de la plaza, en forma de bronca. Acabó como pudo Esplá con el toro y comenzó así una ruptura con Pamplona que duró catorce temporadas.

Tras la feria de 2000, el hierro de Partido de Resina regresó a Navarra en 2006; fue una novillada picada lidiada en Peralta por Paco Ureña, Salvador Fuentes y Fernando del Toro, que recibió los tres avisos en el tercero del festejo.

Y cuatro años después, en 2014, se lidió una corrida de toros del citado hierro en la centenaria plaza de Corella; fueron seis astados bien presentados, aunque con distintas hechuras, bastante justos de fuerza, nobles y de interesante juego en conjunto; el segundo y el quinto fueron aplaudidos en el arrastre. Los lidiaron Rafaelillo, Sánchez Vara, que se fueron de vacío, y el aragonés Alberto Álvarez, que le cortó al tercero la única oreja que se concedió a lo largo de la tarde.

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