Miguel Serrano salió de la plaza de San Adrián a hombros. Fotografía: Galdona.
El cuarto novillo, llamado ‘Lumanco’, tuvo casta y ofreció un magnífico juego.
Ganado: Cuatro erales de Miura, bien presentados, deslucidos los tres primeros y encastado, de gran juego el cuarto, que fue ovacionado en el arrastre.
Novilleros: Manuel Casado (silencio y palmas tras aviso) y Miguel Serrano (silencio y dos orejas).
Presidencia: A cargo de Álvaro Guzmán, asesorado por David Hernández y el veterinario Adrián Martín, cumplió correctamente su cometido.
Incidencias: Lleno. Tarde soleada y agradable. Cuarta del XXX Espárrago de Oro. Serrano salió a hombros.
La carrera de Miguel Serrano, novillero de Chozas de Canales, provincia de Toledo, es tan incierta como la de cualquier otro de los toreros meritorios que pasan por San Adrián. Pero desde ayer nadie podrá discutirle un hecho: haberle cortado las dos orejas a un ejemplar de Miura.
Sucedió en el cuarto turno de la tarde cuando salió por toriles el eral, de nombre Lumanco, que acusó el viaje desde Zahariche mucho menos que sus hermanos y desde las verónicas con que Serrano lo recibió mostró ser un miura excepcional. En banderillas galopó con tal fijeza tras los banderilleros que casi se cuela dentro del callejón de la portátil, y en la muleta mostró un tranco boyante.
El novillero toledano apostó por el toro por el pitón derecho y en una tanda la banda de música se arrancó con el pasodoble ‘Puerta Grande’. Miguel continuó con el toreo en redondo y se permitió unas manoletinas antes de matarlo de una media estocada.
Fue un triunfo ilusionante y dejó el resto para el olvido, incluidos los otros tres miuras o la actuación de Manuel Casado.
Información de Pascual Lizarraga, publicada en Diario de Navarra.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX