MANOLO RUBIO, SUBALTERNO: “NUNCA HABÍA VISTO A UN TORO LEVANTARSE CON TANTA AGILIDAD”

Manolo Rubio con su nieto Oihan Taval, de 2 años.

Manolo Rubio con su nieto Oihan Taval, de 2 años.

El subalterno pamplonés permanece ingresado en Madrid siete días después de que un toro de Victorino Martín le cogiera y cornease en Las Ventas cuando intentaba apuntillarlo.

Manolo Rubio, de 64 años, albaceteño de nacimiento pero afincado desde muy joven en Pamplona, resultó cogido el 6 de junio en Las Ventas cuando trataba de apuntillar al peligroso quinto toro de Victorino Martín, que ya había doblado aunque permanecía con la cara alta. Fue por delante para dejarle la puntilla y entonces el toro se levantó y lo prendió con saña. El resultado, luxación completa de rodilla derecha, con rotura de todos los ligamentos (‘pentada’) y herida por asta de toro en periné, con orificio de entrada y salida, de 15 centímetros, que alcanza el pubis, contusiona el recto y la uretra. Un grave percance que le mantiene ingresado en el Hospital Virgen del Mar.

-¿Cómo se encuentra?

-Estupendamente. La primera noche la pasé muy mal; tenía dolores por todo mi cuerpo; hasta las uñas me dolían. Pero después… muy bien. La verdad es que he tenido mucha suerte porque la cornada, que entró por el ano, no destrozó ningún órgano vital. De hecho, ya me han quitado el drenaje. Y respecto a la pierna, evoluciona muy bien; el riego está bien y la sensibilidad, también.

 

-¿Qué le han dicho los médicos? ¿Será larga su estancia en el hospital?

-Espero estar poco tiempo ingresado aquí, porque ya me han quitado los drenajes, todo. Bueno, tengo la pierna escayolada, sólo por delante y por detrás para mantener una buena ventilación. En este sentido, el primer toro ya lo hemos echado fuera.

 

-En últimos días, ¿ha reflexionado mucho sobre su profesión de torero?

-Todo los toreros sabemos que si te tiene que coger un toro, que sea en Madrid, porque cuenta con un equipo médico excelente, capitaneado por el doctor Máximo García Padrós, que es un eminencia. Por otro lado, me tranquiliza saber que el toro me cogió haciendo las cosas bien, con profesionalidad; no por un resbalón o por una caída. Y nadie debe olvidar, ni toreros ni aficionados, que el toro está para coger. Mi dilatada vida profesional ha estado llena de satisfacciones, por lo que sólo puedo estar agradecido a los toros.

 

-¿Cómo recuerda el percance?

-Puedo asegurar que a lo largo de toda mi carrera, que la comencé como novillero en 1966, hace ya nada menos que cuarenta y ocho años, nunca había visto a un toro levantarse con tanta agilidad, ni de los que me han tocado a mí ni de los que les ha correspondido a mis compañeros. Y respecto al recuerdo, una vez ya tirado en la arena, ves sólo al toro, por todas partes y únicamente piensas en que se vaya, en que se aleje de una vez.

 

-Da la sensación de que se encuentra aburrido, con muchas ganas de que le den el alta.

-¿Aburrido? ¡Qué va! No tengo tiempo para eso, porque son cientos las llamadas telefónicas que me quedan por contestar.

 

-Por lo que dice, el mundo del toro ha sido solidario con su percance.

-Totalmente. Quiero dar las gracias a todas las personas, sobre todo de Navarra, que se han interesado por mi salud. Y de una manera especial al doctor Máximo García Padrós, que no sólo es un grandísimo profesional sino un magnífico ser humano; prueba de ello es que ha venido a verme todos los días y él mismo se ha encargado de ir quitándome los drenajes.

 

-Ahora, ya, a esperar la operación de su rodilla derecha.

– Esperemos que sea pronto. Junto con Antonio Ferrera y su apoderado, Raúl Gracia “El Tato”, estamos buscando el mejor lugar para llevarla a cabo. Ante este tipo de lesión, si se hace bien, a los pocos días estás corriendo, pero si se hace mal, te quedas con secuelas, con cojera para toda la vida.

 

-Por tanto, es consciente de que no va poder torear en Pamplona el día 7 a las órdenes de Ferrera ni ejercer de doblador en los encierros.

-El tema del toreo lo tengo aparcado. Estoy centrado en esa intervención quirúrgica, en quedar bien para poder volver a vestirme de luces, que es mi profesión, mi vida. Lo importante es que la operación de mi pierna derecha salga bien. Ése es el segundo toro que me queda por lidiar.

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