LOS HIERROS DE TORREHANDILLA Y EL PILAR, QUE LIDIARÁN EN PAMPLONA, SUSPENDEN EN LA FERIA DE SEVILLA

Derechazo de David Mora a Vilanero, de Moisés Fraile, posiblemente, el mejor toro de la Feria de Sevilla.

Del ganadero salmantino sólo se salvó un toro, un gran toro candidato a premios eso sí, y del jiennense, que debutará en la Feria del Toro, únicamente un ejemplar fue de nota alta.

A diferencia de Fuente Ymbro  y Victoriano del Río, otras dos ganaderías que estarán presentes en la próxima Feria del Toro, las de Torrehandilla –debutante- y El Pilar suspendieron en su paso por la Feria de Sevilla.

El domingo 22 le tocó el turno a jiennense. Esa tarde se lidiaron cuatro ejemplares de Torrehandilla y uno, el primero, de Torreherberos, además de un sobrero, segundo, de Montealto. Esos cinco ejemplares formaron un conjunto desigual de presentación y de juego, muy medido de raza y de fuerzas, noble pero falto de empuje, salvo el sexto. El primero careció de raza. El segundo, el sobrero, fue tardo. El tercero se agarró al suelo y fue remiso a embestir; tuvo bondad pero le faltó repetir. El cuarto llegó muy aplomado al último tercio. El quinto, con más recorrido por el derecho, anduvo justo de fuelle. Sólo pasó la prueba el ofensivo sexto, que, con pujanza en la embestida, tuvo poder y transmisión; fue un buen toro.

Los lidiaron Paquirri (ovación y silencio), El Cid (silencio y ovación) y El Fandi (ovación y vuelta al ruedo), que mereció una oreja de ese sexto.

Cinco días después, el viernes 27 de abril, le tocó el turno al hierro salmantino. Se lidiaron cinco toros de El Pilar y uno, el quinto de Moisés Fraile, del mismo propietario. Fue asimismo un encierro desigual de presentación y de juego, del que sólo se salvó ese quinto, un señor toro por su nobleza y calidad. Por orden de lidia, el primero fue un toro que en el primer tercio embistió con poca transmisión, toro chochón que se cuidó mucho en varas y que durante la lidia hizo cosas desconcertantes para el torero, sin dar opción al lucimiento. Al segundo, justo de presentación, le faltó chispa. El tercero, un toro muy basto de hechuras, grande, con cuajo, no dijo nada en el saludo de capa y en la muleta se mostró demasiado brusco. El cuarto, alto, de mucha seriedad, grande, que salió suelto y corretón, en la muleta no tuvo ni clase ni transmisión ni empuje ni entrega. El encastado quinto, por el contrario, tuvo mucha transmisión, calidad en su embestida y siempre quiso todo por abajo. Y el sexto, simplemente sirvió aunque hubo que darle muchos tiempos.

Los lidiaron El Cid (silencio en ambos), David Mora (silencio y oreja) y Daniel Luque (silencio y ovación).

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