La manada llegó a la Carretera de Estella hermanada, imprimiendo rapidez y emoción a la carrera. Fotografía: Leticia Chavanat.
Pese a ello, no se registraron heridos en una carrera marcada por la emoción.
Los novillos de la ganadería navarra de Santa Fé Martón de Villafranca protagonizaron ayer un segundo encierro rápido y peligroso que dio más de un susto a los mozos, sobre a los que corrieron al final de la Carretera de Estella y se dispusieron a tomar el primer tramo de la calle Delicias.
La carrera empezó a las 11 de la mañana, un horario que se mantendrá hasta el final de las fiestas, el próximo día 30. Los erales no se hicieron esperar después del cohete e irrumpieron a la altura del Rebote junto con los mansos en una carrera que sorprendió a corredores y a espectadores por la rapidez que imprimieron las reses. Una vez más, las calles del municipio ribero acogieron a decenas de corredores, muchos de ellos llegados después de haber participado en el encierro de Tudela. Los astados fueron buscones, amagando a los mozos a ambos lados de la calle.
Antes de tomar la calle Delicias y enfilar el camino hacia la plaza de toros, un tramo que cada vez cuenta con más presencia de corredores, uno de los novillos resbaló y estuvo a punto de caer al suelo. Otro de sus hermanos se lo hizo pasar mal a más de un mozo que tuvo que resguardarse en las barreras.
Pero, pese a los momentos vividos, la carrera se saldó sin heridos. Una circunstancia que se repitió por la tarde, durante el encierro de reses bravas con Toros del Poblao. Los efectivos sanitarios no tuvieron que atender a ningún corredor ni por contusiones ni por rasguños.
Información de Mari Paz Gener para Diario de Navarra.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX