LA RECUPERACIÓN DE LA SUERTE DE VARAS, UN OBJETIVO PRIMORDIAL

Javier Castaño, Antonio Purroy y Alain Bonijol durane la ponencia sobre la suerte de varas.

Javier Castaño, Antonio Purroy y Alain Bonijol durane la ponencia sobre la suerte de varas.

Los ponentes coincidieron en considerarla una de las más bellas y apasionantes de las corridas de toros.

La suerte de varas ocupó un espacio primordial en la sesión de ayer. Los ponentes –el catedrático Antonio Purroy, el matador de toros Javier Castaño y Alain Bonijol, propietario de cuadra de caballos- coincidieron en la necesidad de recuperar esta suerte de cara al futuro de la Tauromaquia.

Castaño la calificó de “fundamental” por varias razones. “En primer lugar, porque ahormas al toro para poder rea­lizar una faena importante con la muleta. Después, porque entiendo que es un «termómetro» para medir la bravura del toro. Finalmente, porque es una suerte preciosa cuando un picador sabe torear bien a caballo, moviendo el caballo, dándole el pecho al toro y lanzándole el palo adelante, para traer el toro toreado, como si de un buen muletazo se tratara”.

El diestro leonés recalcó también la importancia de una buena sintonía del matador de toros con sus picadores. “Es fundamental que ellos mismos sepan medir el castigo en cada en­cuentro del toro con el caballo y que escuchen perfectamente la voz del espada”.

Para Castaño, todas las suertes son importantes si se realizan en plenitud; es preciso, por ello, no limitar la lidia a sólo la muleta y la espada, al último tercio. El matador de toros debe convertirse en “arquitecto” de su propia cuadrilla y su concepto. Este modo de aplicar su Tauromaquia le ha servido para entrar en las principales ferias de España y Francia.

Suerte emocionante

En el mismo sentido se manifestó Antonio Purroy, para quien la suerte de varas es absolutamente necesaria en una corrida de toros y aún más en el campo, en el momento de la tienta, se trate de machos o hembras, que son los futuros progenitores de la ganadería.

“La suerte de varas sirve para medir la bravura del animal y comprobar si se crece o no ante el castigo. Tiene que entrar al menos dos veces al caballo porque la primera vez no sabe con qué se va a encontrar. El caballo y el peto tienen que ser ligeros. El picador deberá dosificar el castigo, ya que se tiene que aplicar de forma medida y en varias veces. El caballo debe de dar el pe­cho al toro y abrirse hacia la izquierda una vez producido el encuentro, para facilitar la salida del animal. La puya debe caer en la mitad delantera del mo­rrillo –lugar de acumulación de músculo y de grasa– y no en la cruz y, menos aún, en la parte dorsal y caída de la espalda dada la proximidad de la piel a las apófisis de la vertebras y el consiguiente daño de los nervios de la zona”, aseguró el catedrático de la UPNA.

El objetivo es frenar con el palo la acometida del animal y no dañar con la puya los músculos de las paletillas y las conexiones nerviosas de la columna; al contrario, se trata de ahormar la embestida del toro y descongestionarlo con la liberación de una cantidad prudencial de sangre.

“Dicen los detractores de esta suerte que la sensibilidad actual de los espectadores no la admite…, y lo más grave es que esto lo apoyan muchos «taurinos» y ganaderos que se creen influyentes. Cuando la suerte se hace correctamente, con caballos ligeros y «toreros», picando delantero, dosifi­cando el castigo, ante un toro con poder y trapío, la gente disfruta, se levanta de los asientos, proporciona una ovación de gala e, incluso, obliga a dar la vuelta al ruedo al picador, generalmente acompañado de los subalternos que justo después contagiados por el momento realizan una gran suerte de banderillas”, explicó Purroy.

Este objetivo, según la misma fuente, hace obligatorio educar, reeducar al público que acude a las plazas para lograr convencerle de que la suerte de varas es uno de los pasajes más importantes y bellos de la lidia.

“En Francia por ejemplo, en 20 o 25 años lo han conseguido, y no creo que el público francés sea menos sensible que el español. Los espectadores entienden que la suerte de varas es necesaria, pero exigen al mismo tiempo que se haga bien, protestando aquello que se hace mal y, por supuesto, no permitiendo que el picador rectifique por su mala pericia”, indicó quien también es codirector de estas jornadas.

Por ello, prosiguió, es absolutamente indispensable volver a conseguir un toro bravo que sea capaz de enfrentarse con éxito a esta suerte, picar con caballos ligeros y de gran movilidad y hacer la suerte correctamente. “Cuando estos factores de conjuguen la suerte de varas volverá a tomar el protagonis­mo que nunca debió perder y será un puntal para seguir sosteniendo la Fiesta de los toros”, concluyó Purroy.

Medidas

Por último, Alain Bonijol propuso varias medidas para que la suerte de varas recupere el lugar primordial que merece, como, por ejemplo, reducir el peso del caballo y del peto, o que sólo salga al ruedo un picador.

“La Fiesta del siglo XXI está a la espera de una mejor tauromaquia. Yo creé la cría del caballo de picar para que transmita un mensaje para las futuras generaciones de empresas de caballos. Es la gracia y la complicidad de este équido que dará al tercio de varas cartas de nobleza y hará de estos jinetes conquistadores de tiempos modernos, enriquecidos con una historia que les viene del pasado”, afirmó el empresario francés.

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