La última, en 1978, la protagonizó Manolo de los Reyes, frente a seis toros de María Coronel, a los que les cortó cuatro orejas.
El anuncio de la encerrona de Ferrera con seis toros de Miura en Pamplona para el próximo 14 de julio, ha impactado entre la afición pamplonesa, con voces a favor de esta iniciativa, pero también en contra, por considerar que quita dos puestos. En cualquier caso, en Pamplona se han vivido cuatro encerronas más, protagonizadas por Francisco Posada, Isidoro Martín Flores, Serafín Vigiola del Torco ‘Torquito’ y Manolo de los Reyes. Ahora bien, la de Ferrera será la primera de la historia durante las fiestas de San Fermín.
La primera de éstas aconteció en la plaza vieja, en 1917. En una tarde calurosa, se registró media plaza. Francisco Posada no se encerró el 25 de septiembre con seis toros sino con siete, todos ellos con el hierro navarro de Alaiza, que mataron cuatro caballos. El sevillano no consiguió cortar trofeo alguno aunque sí tuvo petición de oreja en el tercero, en el que finalmente se tuvo que conformar con una gran ovación. Fue una jornada festiva, con encierro matinal incluido.
Dos años después, el protagonista fue el diestro Isidoro Martí Flores. Fue el 20 de abril de 1919, domingo de Pascua. La entrada fue buena y el tiempo, extraordinario. Lidió en solitario cuatro toros de Manuel García, de Colmenar Viejo, de juego dispar, que dejaron tres caballos para el arrastre. El matador de toros valenciano no cortó trofeo alguno. Eso sí, dio una vuelta al ruedo, tras petición de oreja, tras matar al tercero. Según Diario de Navarra, “pasó sin pena ni gloria. Estuvo más mal que regular aunque el viento huracanado le molestó mucho”.
Al año siguiente, Serafín Vigiola del Torco ‘Torquito’ toreó como único espada el 4 de abril, en la tradicional corrida de Pascua. La entrada fue como para perder unas pesetas. La tarde, desapacible y fría. Se lidiaron cuatro toros de Tabernero, bien armados, que cumplieron. Toreó en sustitución de Luis Freg. Tuvo una tarde bastante desgraciada. No sólo no cortó orejas sino que tuvo que soportar una gran pitada tras la muerte del tercero. Del cuarto se encargó el sobresaliente, cuyo nombre se desconoce. No consiguió matarlo. Recibió los tres avisos, bajo una gran bronca, y el toro volvió vivito y coleando al corral.
Por último y ya en la plaza actual, Manolo de los Reyes se encerró el 2 de abril de 1978, domingo de Pascua, con seis toros de María Coronel, terciados, de cabezas medianas, escasos de fuerzas, flojos y con poca alegría en el último tercio. Fue una gesta que rubricó con un triunfo de puerta grande. La entrada fue pésima. Acudió muy poco público. Se vendieron mil localidades. El diestro sanluqueño afincado en Pamplona salió decidido a triunfar y lo logró. Tras matar al primero, tuvo petición de oreja pero se tuvo que conformar con una vuelta al ruedo. Sin embargo, al tercero le cortó las dos orejas y paseó en triunfo también las dos del sexto y último. Fue uno de los triunfos más sonados de De los Reyes.