Joselillo protagonizó en Sangüesa una tarde triunfal.
Muy buen encierro de Juan Luis Fraile, por su presentación, por su trapío y por su juego.
Ganado: Cuatro toros de Juan Luis Fraile, muy bien presentados, con kilos y cara, astifinos, encastados, con movilidad; bueno el tercero y mejor el segundo, Jaquetón, que mereció la póstuma vuelta al ruedo. Todos fueron aplaudidos en el arrastre.
Toreros: Hernán Ocampo ‘Guerrita chico’ (pitos tras dos avisos y saludos) y José Miguel Pérez ‘Joselillo’ (dos orejas y oreja).
Lugar y fecha: Plaza de toros de Sangüesa (Navarra). 17 de septiembre.
Presidencia: a cargo de Javier Solozabal, asesorado por José María Díez y el veterinario Pedro Oteiza, cumplió bien su cometido
Incidencias: Algo más de media plaza. Tarde agradable. Actuó de sobresaliente Enrique Moreno ‘Chapurra’. Joselillo salió a hombros.
La Feria de Sangüesa se cerró ayer con otra estupenda corrida de toros, tanto por su presentación como por el juego ofrecido. En ella, uno de los diestros fue un rotundo triunfador y el otro, el más veterano, defraudó sin paliativos.
Lo mejor que mostró ayer, lo único, Guerrita chico fue su oficio. Lo utilizó ante su primero para intentar reflejar que toreaba, pero el respetable le caló enseguida y vio que lo que hacía era aliviarse. Y, además, anduvo mal en la suerte suprema –estocada que hizo guardia, dos pinchazos y numerosos descabellos-, tanto que el palco le perdonó el tercer aviso. Soportó pitos de los tendidos.
Frente al tercero, más de lo mismo, estuvo similar, muy precavido. Pero esta vez mató rápido –de una desprendida- y saludó desde el tercio.
Joselillo, por su parte, se mostró poderoso realizando una faena de gran dominio y poder, impregnada por multitud de detalles artísticos, ante un animal que destacó por su movilidad y bravura, que fue aplaudido en el arrastre y que mereció la vuelta al ruedo. El diestro remató su buen trabajo por ambos pitones con una gran estocada, algo desprendida, que prologó la concesión de las dos orejas del magnífico Jaquetón.
Ante el que cerró plaza completó el vallisoletano una meritoria faena, ante un astado que salía con la cara muy alta de cada muletazo, y era protestón en cada una de las embestidas. El diestro se mostró voluntarioso, estuvo siempre en los terrenos del toro y lo toreó a su estilo por ambos lados, a pesar de la peligrosidad y complejidad que presentaba el astado por el izquierdo. Dejó detalles durante toda la tarde de la gran capacidad que tiene. Dominó al astado en sus terrenos. Mató de un pinchazo y una estocada caída, y se le concedió una oreja, la tercera de la buena tarde que protagonizó.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX