Natural mandón de Javier Antón en Tragacete.
La falta de acierto con la espada impidió que el matador de toros navarro sumase más trofeos. Galería fotográfica.
Ganado: Cuatro toros y un utrero de Juan Albarrán, nobles y de muy buen juego, y complicado el novillo.
Toreros: Javier Antón (oreja y silencio), Santiago Múgica ‘El Sargento de Perú (silencio en ambos) y el novillero Sergio López (oreja).
Lugar y fecha: Plaza de toros de Tragacete, en Cuenca. 28 de septiembre.
Incidencias: Lleno. Tarde soleada. López debutó con picadores. Esta localidad celebró una corrida de toros después de una legislatura sin festejos taurinos.
El matador de toros Javier Antón cerró su temporada el sábado pasado en la plaza conquense de Tragacete, donde regresaron los toros después de una legislatura sin ellos y donde sus habitantes respondieron a la cita, ya que la plaza se llenó. En tal escenario, el espada navarro logró cortarle una oreja al que abrió plaza y no consiguió cortar más trofeos por fallar con el estoque.
A su segundo le realizó una gran faena, pura fantasía, de inspiración, toreando como lo sentía, sin guiones preconcebidos. Lo mató de un pinchazo y una estocada, pero el toro se amorcilló, los ánimos se enfriaron y el joven de Murchante se quedó sin trofeos, sin esa oreja que le habría permitido salir a hombros.
El Sargento de Perú, por su parte, ejecutó dos trasteos aseados, no estuvo certero en la suerte suprema, pinchó a los toros y, finalmente, se fue de vacío.
El novillero local, por último, debutó con picadores y se presentó ante sus paisanos con muchas ganas de agradar. Por momentos, pudo acoplarse a las embestidas, algo desiguales, de un novillo que, aunque tuvo nobleza, salió algo desentendido de los engaños.
No fue una tarde triunfal, pero sí de buenas sensaciones para los toreros. Además, el público salió de la plaza contento, lo que hace pensar que, posiblemente, el año que viene volverá a haber toros en esta localidad conquense. Como debe ser.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX