HERMOSO, DE VACÍO EN CHIHUAHUA ANTE EL PEOR TORO DE SU CAMPAÑA

En Chihuahua, Hermoso de Mendoza tuvo que intentar matar al quinto por los adentros.

En Chihuahua, Hermoso de Mendoza tuvo que intentar matar al quinto por los adentros.

El navarro sufrió un golpe en una cadera, su auxiliador Alfonso López, posible fractura en una mano y posible lesión de ligamentos en una rodilla; y los caballos ‘Pirata’ y ‘Disparate’, una cornada interna y un varetazo, respectivamente.

Ganado: Seis toros de Espíritu Santo, de escaso juego en conjunto, con un quinto, para rejones, manso y peligroso.

Toreros: Alejandro Martínez Vértiz (silencio tras dos avisos en ambos), Pablo Hermoso de Mendoza (palmas y silencio) y Antonio García “El Chihuahua” (dos orejas y oreja).

Lugar y fecha: plaza de toros Monumental de Chihuahua, estado de Chihuahua (México). 17 de abril.

Incidencias: Casi lleno. Festejo nocturno. El Chihuahua salió a hombros.

Pablo Hermoso de Mendoza vivió el viernes pasado en Chihuahua una de las noches más difíciles de su campaña mexicana. Se encontró con dos toros, de Espíritu Santo, imposibles para el lucimiento, sobre todo su segundo, y, aunque se fue de vacío, bastante hizo con salir ileso del compromiso.

Su primero fue un toro feo de hechuras, un manso que ni siquiera reaccionó con los dos rejones con los que el navarro le castigó de salida montando a Icarito. El trasteo fue un quiero y no puedo. El cuatreño se movió con continuos frenazos en sus embestidas. Janucá y Duende en banderillas y Pirata en el tercio final pusieron voluntad pero no pudieron lucirse.

Y si no quieres taza, taza y media. El panorama empeoró con la salida del quinto, un auténtico marrajo que atacó siempre a traición, ataques de manso que no eran otras cosa que huidas. El peor toro que le ha correspondido en su campaña mexicana. De salida, tras clavar con Churumay el primero rejón de castigo, el estellés pensó que el toro podía tener su lidia. Pero terminado ese primer tercio, con otro rejón, el toro ya se mostró imposible en banderillas. Ni el poderoso Disparate pudo meterle mano. Lo buscó una y otra vez en tablas, al sesgo, pero no hubo nada que hacer; el astado, en el último instante, se frenaba o cambia de dirección, complicando las reuniones y obligando a pasar en falso.

Y llegado el tercio final, Ronco, que así se llamaba el del Espíritu Santo, de 497 kilos, se puso todavía más difícil, mucho peor. Pirata pasó el peor momento que se recuerda. El toro huía del caballo pero, de pronto, se volvía sobre sus pasos y arrollaba a todo lo que se le ponía por delante. Y, mientras los subalternos tiraban del toro para sacarlo y Hermoso de Mendoza aprovechaba para pasar por adentro con el rejón de muerte, el toro no se volvía para donde venía Pirata sino que se giraba hacia su pitón izquierdo y se encontraba al caballo de frente. En un arreón, levantó al caballo por los aires por el estribo izquierdo del jinete. Tras dos rejones enteros, Pablo echó pie a tierra y acertó con el primer golpe de descabello.

El balance del festejo fue el siguiente: el caballero navarro sufrió un golpe en una cadera, su auxiliador Alfonso López, posible fractura en una mano y posible lesión de ligamentos en una rodilla; y los caballos Pirata y Disparate, una cornada interna y un varetazo, respectivamente.

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