HERMOSO DE MENDOZA TRIUNFA EN EL LIENZO CHARRO DE LAGOS DE MORENO

El jinete estellés hizo debutar en Lagos a Cartago en el tercio final.

Cortó tres orejas ante cinco mil personas e hizo debutar en el último tercio al caballo Cartago.

FICHA TÉCNICA:

Plaza: lienzo charro Santa María de Lagos de Moreno (Jalisco).

Ganado: dos novillos, primero y sexto, y cuatro toros de Chinampas, malos los de rejones, segundo y quinto.

Antonio Lomelín: palmas y ovación.

Pablo Hermoso de Mendoza: oreja y dos orejas.

Fermín Espínola: dos orejas y ovación.

Incidencias: casi lleno. Cinco mil personas. El navarro hizo debutar al caballo Cartago.

Tres actuaciones y tres salidas a hombros. Quién da más. Pero, triunfos aparte, lo más importante de la actuación de Hermoso de Mendoza el domingo pasado fue que casi consiguió llegar el lienzo charro Santa María, en Lagos de Moreno, pese a que las circunstancias adversas eran diversas: en la México, el cartelón del Aniversario, con televisión en directo; a escasos sesenta minutos de camino la Feria de León; y como espectáculo más importante, uno de los acontecimientos más seguidos en todo México, la final de la Superwold norteamericana en directo por televisión. Pues, pese a todo, cinco mil personas vieron el toreo del navarro, una cantidad que en los festejos de la feria de agosto de esta localidad se reduce a la mitad.

En lo meramente taurino, el primer toro del estellés fue un ejemplar áspero, que se movió sin fijeza y siempre dando arreones. Pese a la buena actuación de Villa, de salida, y de Van Gogh y Viriato en banderillas, lo más novedoso de esta primera faena fue el debut de Cartago, que colaboró a que su jinete dejase tres cortas sin respiro, se adornase con la suerte del teléfono y matase de medio rejón, previo pinchazo. Primera oreja para el maestro del toreo a caballo.

Si su primer toro fue malo, el quinto fue mucho peor, por parado y por defenderse con malas artes. “Hacía tiempo que no lidiaba un toro malo”, aseguró el rejoneador al llegar a las tablas una vez finalizada su faena. Fue un trasteo muy trabajado, de sudor, de tesón, elaborado por Villa de salida, por Silveti y Dalí en banderillas y por Pirata en el tercio final. El estellés tuvo que matar al cuatreño cuando estaba totalmente cerrado en tablas. El rejón definitivo, de buena colocación, fue certero, lo que hizo olvidar al público los dos pinchazos previos, pues pidió el doble trofeo y el palco lo concedió.

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