HERMOSO DE MENDOZA REAPARECE EN CUENCA Y SALE POR LA PUERTA GRANDE

Hermoso de Mendoza fue alcanzado por el cuarto toro. Fotografías: pablohermoso.net

Dio la alternativa a Noelia Mota y fue derribado y pisoteado por el cuarto toro

Tras causar baja en Málaga el domingo pasado por una lesión cervical, Pablo Hermoso de Mendoza reapareció el miércoles en la plaza de Cuenca, en una tarde repleta de emociones, ya que, salida a hombros aparte, dio, por un lado, la alternativa a Noelia Mota –primer doctorado que concedía a una mujer- y, por otro, fue derribado y pisoteado por el cuarto toro, un percance que pudo costarle caro pero que, por fortuna, se saldó sin consecuencias.

A punto de ser derribado.

En la citada plaza, que casi se llenó, el cartel lo completó Diego Ventura, que también salió a hombros tras cortar dos orejas, el mismo número de trofeos que el navarro. Fue la toricantana quien mayor triunfo alcanzó, pues le cortó una oreja al toro de la ceremonia y el rabo al último de la tarde.  Todos ellos lidiaron toros de Soto de la Fuente, que ofrecieron un juego desigual por su escasa raza pero que, pese  a ello, dejaron a la terna estar a gusto.

Derribado.

A su primero, el caballero navarro lo recibió con Curro, montura con la que clavó un solo rejón para cuidar las fuerzas del astado. En banderillas, Chenel consiguió sacar los pocos galopes que el toro tenía, brillando más en los embroques, en los que el caballo siempre dio el pecho. Galopó de costado en tramos cortos, siempre medidos y cambió en dos ocasiones el galope de lado. Sí tuvo emoción la lidia con Ícaro porque el toro tenía que galopar menos, al tener al caballo más tiempo en su terreno. Hubo un momento en que la rienda del caballo se quedó enredada en los pitones del toro, lo que demuestra lo cerca que toreaba Ícaro. Por fortuna y a pesar de quedar el caballo frenado por instantes, consiguió salir airoso del trance, con el consiguiente susto para Pablo, que vio por un momento como le arrebataban el mando del caballo. Terminó con Pirata, con el que dejó las cortas y un rejón letal trasero, que le permitió cobrar una oreja.

A merced del toro.

Del susto a la cogida

Tras ese pequeño percance, en el cuarto llegó el topetazo. El toro, un bonito sardo pero manso hasta la saciedad y sin un solo pase, esperó en todas las reuniones. En todas, menos en una, que fue cuando el maestro atacó montando a Tiziano. En esta ocasión, el toro pegó un arreón violento, enganchando a Pablo de la pierna derecha y sacándolo por encima de la montura. Luego en el suelo, lo embistió y pisoteó. Pablo se levantó y, maltrecho, continuó la lidia, más enrabietado, pero también más dolorido, sobre todo teniendo en cuenta su más que delicada espalda.

Pisoteado.

No se rindió ante el manso, pues no quería abandonar la plaza a pie. Sobre Pirata, colocó dos cortas y un par de éstas a dos manos al segundo intento. Con el rejón letal acertó también a la segunda tentativa, por lo que el premio se redujo a una oreja, la que le permitía salir por la puerta grande. Y así lo hizo, junto a la joven Mota.

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