HERMOSO DE MENDOZA CORTA DOS OREJAS EN SALAMANCA Y SALE A HOMBROS CON EL JULI

El caballero estellés ofreció con Ícaro otro recital de toreo a caballo.

Consiguió la undécima salida hombros en la plaza de La Glorieta de su profesión

Pablo Hermoso de Mendoza logró el pasado miércoles un nueva salida a hombros –y van seis consecutivas- en una corrida de toros mixta que tuvo por escenario el coso salmantino de La Glorieta, donde se colgó el cartel de “no hay billetes”. En él, compartió cartel con El Juli, que paseó una oreja de cada uno de su lote y acompañó al navarro por la puerta grande, y José María Manzanares, que se fue de vacío.

Se lidiaron dos toros para rejones de la ganadería murubeña de San Mateo, bueno el primero y extraordinario el cuarto, y cuatro de El Pilar para el toreo a pie, bien presentados y de juego desigual.

Frente al que abrió plaza, clavó dos rejones de castigo sobre Saramago y lo mejor llegó en banderillas con Manolete, que lo llevó muy encelado de costado e Ícaro, que superó todas las embestidas y en ninguna de ellas perdió la cara de un toro manejable, de buen son, que colaboró con el quehacer del navarro al principio pero que cambió a reservón en el segundo tercio. Ya sobre Pirata, se mostró muy fácil con las cortas, que clavó sin respiro, pero malogró la faena con los aceros y el premio se redujo a una ovación.

Cortó las dos orejas del cuarto, que tuvo muy buen tranco, después de brillar con Chenel, muy templado y ajustado a dos pistas, dejándose llegar al de San Mateo. Puro espectáculo en un palmo de terreno y cambiándole el sentido al toro por los adentros. Con Dalí toreó muy de frente en los medios e hizo vibrar con sus ajustadas piruetas, que efectuó hasta en series de tres seguidas. Sacó por último a Pirata para las cortas, y cautivó con adornos y recursos a dos manos, arriesgando y poniendo la plaza en pie. Ante el silencio de la plaza, con la música parada, dejó un par de cortas a dos manos en lo alto del morrillo. Terminó con un rejón en buen sitio y el toro pronto se sintió herido de muerte. Dos orejas, en definitiva, y undécima salida por la puerta grande de La Glorieta.