El novillero peruano le cortó tres orejas a su lote de Los Bayones.
Ganado: Cuatro erales de Los Bayones, bien presentados, nobles, con un cuarto aplaudido en el arrastre.
Novilleros: José Antonio Lavado (saludos tras leve petición y oreja tras aviso) y Joaquín Galdós (oreja y dos orejas).
Presidencia: Javier Gil de Gómez, que estuvo asesorado, en el apartado artístico, por Ricardo Jiménez y por Belén Ferrer en el veterinario, se hizo de rogar ante la mayoritaria petición de trofeo en el cuarto de la tarde.
Incidencias: Dos tercios de entrada en tarde soleada pero algo fresca. El sobresaliente Gabriel Pericas, que actuó como tal durante todo el serial, participó en el tercio de banderillas del que cerraba plaza y dejó un buen par.
El encierro de Los Bayones, en líneas generales y con matices, tuvo el comportamiento propio de su encaste Atanasio: fríos de salida y sosos en la muleta. Destacó el cuarto de la tarde Liromplero, porque su pitón derecho era de dulce, el típico novillo mansurrón que va y viene sin mucha codicia pero que, para el torero, tiene muchas embestidas para disfrutar. Así lo acabó entendiendo Joaquín Galdós.
El novillero, asesorado por el matador de toros Ángel Gómez Escorial, mostró muy buenas maneras con el capote, templando los nervios cuando rompió el paseíllo. Y así continuó cuando recibió al segundo de la tarde. Galdós, bajando las manos, estuvo muy torero sacando al novillo casi al centro del ruedo para rematar con una media. Ofreció al público la faena de Gañito, un animal que embestía un poquito rebrincado y al que Galdós cortó una oreja después de estar muy asentado con la mano izquierda.
En el que cerró plaza volvió a mostrar su buen hacer con el capote. Sacando los brazos y llevando muy toreado al de Los Bayones. En banderillas destacó el sobresaliente, Gabriel Pericas, que auxilió a la cuadrilla de Galdós pareando con destreza. El limeño brindó a su compañero José Antonio Lavado, montó la muleta y dio sitio al novillo. Al principio no le mandó y el eral salía con la cara por encima del estaquillador. Al final se hizo con él, y por fin, bajó la mano. Metió al público en el canasto toreando largo y encajado por el pitón derecho. Al natural la cosa era distinta, el animal se volvía muy protestón. Galdós continuó sobre la mano derecha con las zapatillas asentadas. Estuvo muy encajado, en el sitio, echando la muleta con empaque y toreando templado. Algo más de media estocada tendida sirvió para que doblase el eral. A pesar de que el palco aguantó mucho para conceder el primer trofeo, paseó dos orejas y salió a hombros. El del hierro de Los Bayones fue ovacionado en el arrastre.
El lote de José Antonio Lavado tuvo un comportamiento muy parecido. El que abrió plaza ya mostró de salida que se vencía por el pitón derecho. Lavado no anduvo a gusto en los lances de recibo y pronto pidió el cambio de tercio. La cuadrilla del malagueño no acabó de estar bien con el eral y Galdós, su compañero de cartel, cogió las riendas de la lidia encargándose de poner en suerte al animal. Resultaba muy complicado hacer faena con ese ejemplar, salía desentendido y mirando al graderío. En cada pase había que empezar desde cero. Lavado se justificó por ambos pitones y entró a matar con solvencia.
El tercero de la tarde parecía un torito, muy serio, pero el trapío no pesó a Lavado. La embestida más clara la ofrecía por el pitón derecho, pero Lavado empezó al revés, por el izquierdo. Finalmente optó por un concepto encimista, estuvo muy dispuesto y cortó una oreja tras una estocada tendida.
Informació de Isabel Virumbrales para Diario de Navarra.