FRANCISCO MARCO TOREA EL DÍA 8 EN TENANCINGO Y EN FEBRERO REGRESARÁ A LA MONUMENTAL DE MÉXICO

Francisco Marco al natural ante la primera brava becerra de la tienta.

El matador de toros estellés tentó en Lodosa dos becerras de Ganadería de Pincha

Francisco viaja hoy a México, donde una semana después, el 8 de diciembre, se vestirá de luces para afrontar el que, probablemente, será su último compromiso de la temporada. Concretamente, hará el paseíllo en la plaza Alberto Balderas de Tenancingo, en el estado de México, junto a Uriel Moreno “El Zapata”. Será un mano a mano en el que se lidiarán cuatro toros de San Judas Tadeo, un encierro con un peso medio de 480 kilos. Este festejo se celebrará en homenaje al programa “Toros y Toreros”, del mexicano Canal Once.

Ya el año que viene, en febrero, el espada navarro volverá a torear en el Coso de Insugentes, la mayor plaza de toros del mundo, donde confirmó su alternativa el pasado 2 de enero, tarde en la que dio una vuelta al ruedo. “El empresario de esta plaza así me lo ha asegurado pero prefiero ser prudente todavía porque todavía no está firmado el contrato”, aseguró el diestro tras intervenir en Lodosa en un tentadero de cuatro eralas de Ganadería de Pincha.

Prueba muy interesante

La tienta le vino muy bien al estellés como entrenamiento de cara a ese próximo compromiso mexicano, pues las dos eralas que le correspondieron resultaron muy toreables y pudo lucirse ante ellas en dos largos trasteos.

El tentadero corrió a cargo del buen hacer del picador Jorge Martínez “Ramitos” y de Marco y Fernando Cruz, también matador de alternativa, que estuvieron auxiliados por los subalternos navarros Juan Manuel Rodríguez y Manolito de los Reyes, y por el novillero Juan Millán, que aprovechó las becerras que le dejaron para torear.

La primera erala de Marco tuvo mucho motor, fijeza y nobleza. Por estos rasgos, tuvo importancia y resultó exigente, y además fue a más. El estellés se recreó ante ella, no sin esfuerzo, tanto al natural como por derechazos; exprimió la calidad de la vaca en una faena larga que concluyó toreando a campo abierto. Su segunda, algo tarda a la hora de acudir al peto, resultó muy noble y de embestida templada, por lo que Marco, sobrado, hizo con ella lo que quiso en otra faena muy larga.

El madrileño Fernando Cruz, por su parte, dejó clara muestra asimismo de su poderío ante las dos eralas que tentó, ambas muy toreables, aunque con más clase la primera que le cayó en suerte.

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