Sufría desde hace años una enfermedad que le tenía apartado de la vida pública, por lo que no pudo asistir el sábado pasado a la segunda boda de su hijo.
El matador de toros Miguel Báez Espuny ‘Litri’ falleció ayer, miércoles, en Madrid, a los 91 años de edad. Sufría desde hace años una enfermedad que le tenía apartado de la vida pública, por lo que no pudo asistir el sábado pasado a la segunda boda de su hijo, el también torero del mismo apodo Miguel Báez Spínola, con la historiadora del arte Casilda Ybarra, celebrada en Sevilla.
Miguel Báez había nacido en Gandía, Valencia, pero desde su infancia se afincó en Huelva. Estudió en los Hermanos Maristas y pronto sintió la vocación taurina.
Mató su primer becerro el 1 de junio de 1947 en la localidad onubense de Manzanilla y poco después, el 17 de agosto, debutó como novillero en Valverde del Camino, también localidad de Huelva.
Pero no fue hasta el 12 de octubre de 1950 cuando tomó la alternativa. Lo hizo en Valencia, con Joaquín Rodríguez ‘Cagancho’ como padrino de la ceremonia y Julio Aparicio, como testigo.
En 1951, su primer año como matador, toreó 67 corridas y también confirmó su alternativa en la madrileña plaza de Las Ventas; fue el 17 de mayo, de manos de Pepe Luis Vázquez y Antonio Bienvenida, padrino y testigo respectivamente.
El 12 de octubre de 1952, cuando estaba en lo más alto y llevaba ya toreadas 59 corridas esa temporada, se retiró de los ruedos, en Valencia, aunque reapareció dos años después.
Se apartó de los ruedos en varias ocasiones; en 1957, año en que cerró con éxito el ciclo isidril en Madrid, donde cortó tres orejas en cada una de las tardes en que actuó; volvió en 1964, no toreó en 1965 y sí lo hizo en 1966 y 1967, año de su retirada definitiva.
Participó después en algún festejo de manera esporádica, como en 1984 con motivo de la reapertura de la plaza de toros de La Merced, en Huelva, y se vistió por última vez de luces el 26 de septiembre de 1987 para dar la alternativa a su hijo, Miguel Báez Spínola ‘Litri’, en la plaza francesa de Nimes.
Tremendismo
Calificado como tremendista y espectacular, Litri ejecutaba sus manoletinas mirando al tendido. Todavía se recuerda cuando en 1951, con ocasión de la alternativa a Antonio Ordóñez en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid, en la que actuaba como testigo, se tumbó delante del toro. En esa ocasión también triunfó, cortó tres orejas a cada uno de los toros que le tocó en suerte y salió por la puerta grande.
Dedicado desde 1963 a la ganadería de reses bravas en Huelva, de la que más tarde se hizo cargo su hijo, en 1993 colaboró en la redacción del programa del Partido Popular para las elecciones andaluzas del año siguiente.
Litri recibió numerosos homenajes y distinciones y sobre su vida se rodó la película ‘El Litri y su sombra’ (1967), de Rafael Gil. Desde 2002, la ciudad de Huelva rindió homenaje a la saga de Litri con un conjunto escultórico.
Entre otras, estaba en posesión de la Gran Cruz de la Orden de la Beneficencia desde 1965 y de la Medalla al Mérito a las Bellas Artes, con la que fue galardonado en 1998 por el Consejo de Ministros. Además poseía el título de Hijo Adoptivo de Huelva desde 2000, la medalla de Andalucía desde 2007 y la medalla de Oro de la Diputación Provincial de Huelva desde 2010.
Diez tardes en Navarra
Toreó por primera vez en Pamplona el 11 de julio de 1949, en una novillada picada en la que alternó con Isidro Marín y Antonio Ordóñez, que cortaron sendas orejas. Bajo una plaza llena, todos ellos lidiaron seis utreros de José Escobar, que tuvieron genio y mucha movilidad. Según la prensa local, “estuvo parsimonioso, al estilo de Manolete”. Vestido de amarillo limón y oro, al segundo de la tarde le cortó una oreja y frente al quinto falló al matar, lo no impidió que sonasen muchos aplausos.
Regresó justo un año después. Alternó de nuevo con Isidro Marín, que paseó una oreja, y con Julio Aparicio, que se presentó en Pamplona y cortó tres orejas y un rabo. A su primero utrero, tercero, de Caridad Cobaleda, como todos, le realizó una faena completa y le cortó las dos orejas. Frente al sexto, sin embargo, dividió las opiniones.
En 1952, toreó dos tardes en la Feria de San Fermín. Vestido de blanco y oro, debutó en Pamplona como matador de toros el 9 de julio, lunes, pero no tuvo suerte. Le correspondió el peor lote, tercero y sexto, de un encierro de Hermanos Sánchez Fabrés. Tras matar al tercero, dividió las opiniones, y cuando dobló el sexto, tuvo que soportar una gran bronca del público.
Al día siguiente, la historia se repitió, con toros María Teresa Oliveira; aplausos en el tercero y gran bronca del respetable en el sexto.
Ese mismo año, el 25 de julio, se presentó en Tudela. Alternó con Manolo González, que cortó una oreja, y con Isidro Marín, que debutó en la plaza de su tierra como matador de toros y también consiguió un trofeo. Se lidiaron seis toros de Albaserrada, que no se prestaron al lucimiento. Acabó rápidamente con el primero de su lote y provocó división de opiniones. Tras despachar al quinto, tuvo que soportar una gran bronca, con gritos de “¡fuera, fuera!”. No volvió a vestirse de luces en la capital ribera.
Ya en 1952, toreó dos tarde en Pamplona. En la primera, el 9 de julio, con toros de Juan Pedro Domecq, escuchó pitos. Al día siguiente, con ejemplares de Villamarta, el panorama empeoró. Pitos tras matar a su primero y bronca cuando dobló el quinto.
Litri no regresó a Pamplona hasta 1964, año en el que consiguió una oreja de un toro de Fermín Bohórquez. Dos años después, el 15 de julio, volvió a cortar una oreja, a un buey de Higuero, aunque la petición fue minoritaria.
Su última actuación en Pamplona fue en la feria de 1967, el 11 de julio. Ese día se lidió un gran encierro de Conde de la Corte y la suerte de Litri cambió por completo. Por primera y última vez en la capital navarra consiguió las dos orejas de un toro y rubricó así su mayor triunfo en la Feria de San Fermín.