FALLECE JOSÉ SAMUEL LUPI, UNO DE LOS CUATRO JINETES DE LA APOTEOSIS

En 2008, en Campo Pequeño, José Samuel Lupi le dio la alternativa a su hijo, Manuel Lupi.

En Navarra, sumó cuatro tardes en Pamplona –cortó una rabo en 1970- y otras cuatro en Tudela -otro en 1971-.

El rejoneador José Samuel Pereira Lupi ha fallecido este martes a los 90 años de edad. El maestro portugués, pionero de los toreros a caballo lusos en las plazas de toros españolas, fue uno de los integrantes del cuarteto conocido como ‘Los cuatro jinetes de la apoteosis’, junto a Ángel y Rafael Peralta, y a Álvaro Domecq.

Vino al mundo un 5 de mayo de 1931 en Lisboa y su infancia la pasó en la finca Río Frío, donde creció en el ámbito rural y en la fiesta de los toros, dos mundos que marcaron su vida. Se graduó en Ingeniería Forestal en el Instituto Superior de Agronomía de la Universidad Técnica de Lisboa en 1954 y se formó en el toreo ecuestre al amparo de Branco Nuncio y Francisco Mascarenhas.

Debutó en público en Vila Franca de Xira con apenas 17 años y en 1955 hizo su primer paseíllo en Campo Pequeño. En la Monumental de Lisboa acabaría doctorándose ocho años después, el 16 de junio de 1963, en un cartel con Branco Nuncio, que ejerció de padrino, Manuel Conde y David Ribeiro Telles, con toros de Mariana Passanha.

Jose Samuel Lupi llevando encelado al toro.

El 12 de octubre del mismo año debutó en Las Ventas, en la Feria de Otoño, y tras actuar en muchas ocasiones en España, en 1970 fundó el famoso grupo ‘Los cuatro jinetes de la apoteosis’ con Álvaro Domecq y los hermanos Ángel y Rafael Peralta, recuperando de este modo la importancia que el toreo a caballo había perdido en favor de la popularidad del toreo a pie. Tanto Lupi como sus compañeros acabarían conquistando todas las plazas del mundo.

Como reflejo de la dimensión de estos cuatro rejoneadores, cabe señalar que José Samuel Lupi actuó en 1971 en un total de 108 festejos en España, cortando 302 orejas y 73 rabos, un récord que ha pasado a la historia.

Su caballo más famoso y con el que cosechó sus mayores éxitos fue Sudeste, toda una leyenda en el rejoneo gracias a su espectacular estilo a la hora de ejecutar los quiebros. Por otro lado, fue un caballo muy longevo, ya que vivió treinta y seis años.

Además de ser uno de los rejoneadores más importantes de su época, Lupi fue en su juventud forcado del grupo de Santarem, compartiendo vivencias junto a algunos de sus mejores amigos de la infancia, entre ellos Antonio José Teixeira, Fernando Fernandes, Antonio Alcobia y Antonio y José Torres Vaz Freire.

Y también fue ganadero. En este sentido, heredó de su padre la ganadería Río Frío (de origen Pinto Barreiros) y a mediados de los años sesenta del pasado siglo fundó su propia ganadería, que lleva su nombre, de origen Urquijo y Fermín Bohórquez, con la que en los años ochenta obtuvo reconocidos éxitos en la plaza de toros de Madrid.

El 8 de mayo de 2008 volvió a hacer el paseíllo para darle la alternativa a su hijo Manuel Lupi en Campo Pequeño, un festejo en el que también estuvieron sus compañeros del cuarteto, Álvaro Domecq y los hermanos Peralta, quienes en 2011 le acompañaron de nuevo en un gran homenaje que se le rindió en Alcochete -siendo esta vez la última que se vistió a la federica-, y donde se inauguró un busto con su figura.

Ocho tardes en Navarra

La presentación de José Sanuel Lupi en Pamplona no pudo ser mejor. Aconteció el 5 de junio de 1970, en una corrida de rejones en homenaje a las peñas sanfermineras y en la que se inauguró la iluminación de la plaza. Hubo buena entrada. Compartió cartel con Fermín Bohórquez (vuelta), Moreno Pidal (rabo) y Alfredo Conde (dos orejas). Actuaron también forcados. Se lidiaron seis toros de Fermín Bohórquez, que formaron un excelente lote, a cada cual más bravo y de mucho poder. Dio un curso de doma ante el tercero e hizo alardes de gran rejoneador, sobre todo en tres pares de banderillas, quebrando y frenando al toro en una bella y perfecta reunión. Mató de un rejón en buen sitio y le cortó las dos orejas y el rabo. Lidió también al que cerró plaza, en collera con Bohórquez; tuvieron una labor discreta en medio de un diluvio.

Volvió a torear ese año en San Fermín, el 10 de julio, en una corrida mixta con tres matadores de toros, que fue televisada. Arriesgó bastante hasta colocar tres rejones de muerte. Acabó con el toro el sobresaliente mediante un golletazo, que le valió a éste una bronca del público. El rejoneador tuvo una buena actuación.

Regresó dos años después, el 15 de julio, en un festejo de los ‘jinetes de la apoteosis’; es decir, hizo el paseíllo con Ángel Peralta (vuelta), Álvaro Domecq (oreja) y Rafael Peralta (oreja). Se registró una entrada excelente. Se lidiaron seis toros de Guardiola, que embistieron. Dio la vuelta al ruedo tras matar al que le cayó en suerte. Formó collera con Domecq y saludaron desde el tercio.

Tras esta actuación, toreó en Pamplona por última de vez en 1975, el 14 de junio, en un festejo de rejones nocturno que se organizó en homenaje al periodista taurino Teófilo Etayo, ‘Filoteo’. Alternó con los hermanos Peralta, Ángel (oreja) y Rafael (dos orejas), y con Gregorio Moreno Pidal (pitos). Se lidiaron dos toros de Cembrano Hermanos, otros dos de El Trébol, uno de César Moreno y un sexto de María Teresa Oliveira. El portugués representó el temple a caballo; tras matar al tercero, dio la vuelta al ruedo. Toreó otro toro, el sexto, en collera con Moreno Pidal; ambos se lucieron, pero tardaron demasiado en matar y los ánimos se enfriaron.

En Tudela se presentó el 27 de julio de 1970, en un festejo en el que compartió cartel con Álvaro Domecq (oreja), Fermín Bohórquez (oreja) y Maldonado Cortés (silencio). Tres cuartos de plaza. Se lidiaron seis toros de Miguel Higuero, de juego variado. Frente al segundo, su labor más lucida llegó en banderillas. Conquistó al público por su forma de clavarlas al quiebro. El toro colaboró, mostrándose propicio y dócil. Tuvo que matar el sobresaliente, ya que el caballero, tras un rejón corto, pinchó en cuatro ocasiones. Por su trabajo y buena voluntad, el público le concedió dar una vuelta al ruedo. Ante el quinto, en collera con Álvaro Domecq, cumplió. Para matar, echaron pie a tierra y les fueron concedidas las dos orejas del astado.

Justo un año después, volvió a la capital ribera, en esta ocasión en el festejo de los cuatro jinetes de la apoteosis; es decir, alternó con Ángel Peralta (dos orejas), Rafael Peralta (oreja) y Álvaro Domecq (dos orejas). Se lidiaron seis toros de Manuel Sánchez Cobaleda, los cuatro primeros chicos y mansos, no así los dos últimos. Le correspondió el cuarto de la tarde. Con las banderillas fue una auténtica exhibición en la modalidad al quiebro, pero no anduvo fino a la hora de matar; pese a ello, se le concedió una oreja. Lidió el sexto en collera con Domecq y ambos realizaron una muy buena faena, premiada con los máximos trofeos.

En 1972, de nuevo el 27 de julio, toreó con los mismos protagonistas: Ángel Peralta (dos orejas), Rafael Peralta (dos orejas) y Álvaro Domecq (oreja). Se lidiaron seis toros de Barcial, bravos y nobles, codiciosos. Era recordado por su gran labor del año anterior. Esta vez colocó cuatro arpones, banderillas al quiebro. Se le concedió una oreja. En collera, Domecq y Lupi no tuvieron tanta suerte y tuvieron que descabellar tras poner dos rejones de muerte. Pese a ello, les dieron las dos orejas.

Su última actuación en la capital ribera la realizó el 29 de julio de 1973, con los mismos rejoneadores: Ángel Peralta (palmas), Rafael Peralta (dos orejas) y Álvaro Domecq (dos orejas). Se lidiaron seis toros de Marqués de Villamarta, excesivamente despuntados, que ofrecieron buen juego, salvo el sexto, que manseó y se refugió en tablas. Le correspondió el cuarto de la tarde. Entusiasmó al respetable en el tercio de banderillas, con perfectos quiebros que ejecutó en la cara del toro. Fue premiado con una oreja. En collera con Domecq, frente al manso sexto, no consiguieron demasiado lucimiento y, tras matarlo, recibieron una ovación.

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