Algún utrero de Los Maños derrotó hacia el vallado. Fotografía: Ahora Zona Media.
Los utreros de la ganadería Los Maños completaron el recorrido en más de tres minutos y no dejaron heridos.
El primer encierro de las fiestas de Peralta no defraudó. Hubo emoción, se pudieron ver bonitas carreras y, aunque se produjeron algunos sustos, ningún corredor resultó herido. Los utreros de la ganadería Los Maños abandonaron los corrales de Peralta a las nueve en punto de la mañana y enfilaron los primeros metros del recorrido a un ritmo “bastante tranquilo”, según aseguraron los pastores tras la carrera. Los mansos encabezaron la manada hasta que ésta alcanzó la calle Mayor, donde se estiró un poco más.
A la altura del bar Odeón, dos de los novillos se resbalaron y quedaron algo rezagados del resto de sus hermanos. Así siguieron durante la calle Mayor y hasta el ayuntamiento, punto en que la manda volvió a juntarse. Unos metros más adelante, a la altura de la residencia de ancianos San Miguel, uno de los novillos se cruzó desde la izquierda hacia la derecha de la calzada haciendo derrotes contra tres corredores. “Afortunadamente, no sucedió nada grave y todo quedó en un susto porque nadie se esperaba ese cambio repentino de dirección en el novillo”, señalaron los pastores.
La manada completó hermanada el último tramo del recorrido por la avenida de la Paz y hasta la entrada de la plaza de toros. El vallado de la última curva se ha modificado este año para evitar el ángulo tan recto que conformaba en años anteriores y contra el que chocaban, prácticamente siempre, los astados. Ayer, la manada giró de manera más suave por esta curva pero, al ir agrupada, también chocó aunque lo hizo de forma un poco más suave antes de acceder a la plaza de toros.
Los astados accedieron al coso cuando el cronómetro marcaba dos minutos y cuarenta y cinco segundos aunque el reloj no se paró hasta los tres minutos y cuarenta y ocho segundos, ya que a la entrada al ruedo los toros no se dirigieron directamente a los corrales.
El primer encierro de las fiestas, como ya suele ser habitual, fue multitudinario y la presencia de utreros atrajo hasta Peralta corredores de otras localidades navarras.
Pese a la afluencia de gente, se pudieron ver bonitas carreras, sobre todo en el tramo que comprende desde el consistorio hasta la residencia.
Información de Sheyla Muñoz para Diario de Navarra.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX