Último encierro celebrado en Pamplona. 14 de julio de 2019.
Ha llegado la hora de no permitir que este millonario colectivo ‘animalista’ se manifieste en la capital navarra en vísperas de las fiestas de San Fermín; y si quiere hacerlo, que pague anualmente: ¿290.000 euros? Artículo de opinión.
Ya no saben qué hacer. Creen que pueden comprar todo con su millonaria cuenta corriente. Estupidez. Necedad. El encierro de Pamplona no está en venta, señores (¿?) del Peta. Y nunca lo estará. Si desaparece en el futuro, será por otras causas, no por esa falsa, esa farsa animalista.
El encierro de Pamplona es ejemplo de respeto al animal. Aunque no siempre se cumpla, se debe correr delante del toro, al que no está permitido tocar. Los toros en la capital navarra galopan libres hasta llegar a un corral de plaza de toros. Prohibido agarrarse a un pitón, prohibido tirar de su rabo. Lo que sí está permitido es correr y, en lo referente al toro bravo, cornear e incluso llegar a matar. Ahí está la lista de quince fallecidos en el encierro.
Pamplona debe responder a esta burla, a esta despreciable oferta. Primera medida: no permitir esa manifestación en víspera de su fiesta sanferminera. Está en contra de los encierros matinales, de las vespertinas corridas; sin embargo, se aprovecha del escenario de la ciudad más taurina del mundo durante nueve de julio, para publicitarse mediante ese grupo de petardos que suele bañarse en una pintura roja que simula esa sangre que tanto les falta. Si se pusieran delante de un toro una sola vez, el concepto del encierro de muchos de ellos cambiaría, sin duda.
En caso de que Pamplona siga haciendo gala de educación, de caballerosidad, y permita esa manifestación, sería decisivo que los medios de comunicación les diese la espalda, algo que, por desgracia, se antoja imposible.
Y basta ya de dedicar tanto tiempo a quien no se lo merece. Desde el cielo, nos llega a los pamploneses y demás navarros las risas de San Fermín por esa estúpida pretensión de varios petardos. Tanto Él como todos los ciudadanos mantenemos la esperanza de que, pese a las circunstancias, el 7 de julio próximo podamos disfrutar del encierro de San Fermín. ¡Larga vida!
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX