El novillero navarro se lució en Rincón de Olivedo ante un buen eral de Macua.
El novillero Javier Marín consiguió el sábado pasado en Rincón de Olivedo, barrio de la riojana Cervera del Río Alhama, el trofeo El Campanal a la mejor faena y cerró así, de la mejor manera posible, su temporada. Fue un festejo con regusto añejo pues se celebró en la irregular plaza del pueblo, entre talanqueras y balcones engalanados, y ante más de mil personas, que llenaron el recinto y disfrutaron con el toreo de los tres novilleros.
En este bolsín, se lidiaron, sin estoquear, tres erales del ganadero navarro Jesús Macua, que, además de bien presentados, ofrecieron muy buen juego. Nobles y encastados, tuvieron mucho que torear y, por ello, resultaron asimismo exigentes.
A Marín, que hizo el paseíllo con el venezolano César Valencia y el guadalajareño Adrián Henche, le correspondió el segundo de la tarde, que tuvo calidad aunque algo menos fuerza que el resto. Tras recibirlo de rodillas, no logró cuajarlo de capa por el estado de piso, bastante sobrado de arena.
Sin embargo, sí se lució en quites y se sintió a gusto con la muleta, en una faena variada, basada más en la diestra, pues por el izquierdo el novillo mostró complicaciones, y concluida con desplantes, molinetes y desplantes.
Como antaño, al terminar los tres novilleros pasaron el guante, un capote extendido que fue llenándose de monedas y billetes, y repartieron lo recaudado a partes iguales. Finalmente, el trofeo El Campanal fue a parar al joven de Cintruénigo, que jugaba con cierta ventaja, pues su madre, Feli Sainz, es natural de esta localidad riojana, que volvió a disfrutar de una tarde de toros dentro de sus Fiestas de la Juventud.