EL BUEN USO DE LOS ACEROS ABRE A DE LUIS LA PUERTA GRANDE DE PERALTA

Kevin de Luis protagonizó la primera salida a hombros de la Feria de Peralta.

El Adoureño, que decepcionó, y Francisco de Manuel, que se las vio con el peor lote, se fueron de vacío. Galería de imágenes.

Ganado: Cinco utreros de Condesa de Sobral, desiguales de presentación, más cuajados quinto y sexto, y un sobrero de Hermanas Azcona, primero, de juego dispar: desde el interesante segundo hasta el muy manso sexto.
Novilleros: Kevin de Luis (oreja tras aviso y oreja), El Adoureño (ovación y silencio tras aviso) y Francisco De Manuel (ovación y silencio).
Lugar y fecha: Plaza de toros de Peralta (Navarra). 6 de septiembre.

Incidencias: Media plaza. Cuarta de Feria. De Luis, que salió a hombros, sustituyó a Darío Domínguez. Saludaron montera en mano Daniel Sánchez tras banderillear al segundo y Juan José Rueda ‘El ruso’, después de parear al quinto.

Comenzó la tarde con la lesión de un novillo de Sobral, de salida, al chocar contra un burladero. Tuvo que ser apuntillado en el ruedo y en su lugar salió un sobrero de Hermanas Azcona, de Olite, que, algo soso, acabó transmitiendo en la muleta. De Luis realizó una faena larga y vulgar pero acertada con la espada. Aviso y oreja. En el castaño cuarto, realizó una faena más entonada, iniciada con pases cambiados por la espalda y continuada con tandas sobre todo por el pitón derecho. Mató de una buena estocada y cobró una oreja de peso.

El Adoureño tuvo el mejor novillo de la tarde, el segundo, noble y repetidor, con mucha clase, un gran novillo al que le hizo una faena despegada y abusando del pico de la muleta, siempre para fuera. Con el respetable a su favor, lo pinchó y se quedó sin trofeo. Recibió una gran ovación en el quinto, el novillo con más kilos del encierro. Tomó precauciones con el capote y lo llevó tres veces al caballo. El burraco llegó sin fuerzas al último tercio. Mal con la espada. Aviso y silencio.

Francisco de Manuel, novillero con oficio, tuvo que vérselas con el peor lote. Gustó ante su primero, un castaño de menos cara que sus hermanos, que anduvo suelto con el capote y recibió poco castigo en el peto. Y el sexto, otro burraco, muy manso, no le dio opciones y tuvo que realizar toda la faena en la zona de toriles. Abrevió con la espada y el público guardó respetuoso silencio.