Derechazo de Cid de María al que abrió plaza y al que cortó la única oreja de la tarde. Fotografía: Galdona.
Se lidió un encierro terciado en hechuras y deslucido en comportamiento de Los Maños.
La prestigiosa feria de novilladas sin picar de San Adrián comenzó con un lleno en los tendidos y con la protesta de las peñas por la falta de espacio en la plaza portátil instalada para las fiestas. En lo meramente taurino, se lidió una novillada de Los Maños tan terciada como deslucida. Se enfrentaron a ella Cid de María, que cortó la única oreja de la tarde, y el mexicano Enrique de Ayala, que bastante hizo con salir ileso.
De María aprovechó a su manera al que abrió plaza, el único que se dejó algo pero que duró poco. La concesión de la oreja fue por generosidad del palco, pues la petición fue claramente minoritaria. Su actuación frente al tercero recibió un aviso del palco y el silencio del público.
Por su parte, el celayense De Ayala no dejó buena imagen. Se le vio muy verde, muy poco rodado. Saldó su primera intervención con el silencio del respetable, previo aviso. Ante el cuarto, la cosa pudo ser peor. Fue aparatosa cogido, pero por fortuna sin mayores consecuencias. El buen hacer del palco no quiso dar el tercer aviso. Al final, tras sonar dos avisos, cazó al eral de Los Maños y todos los presentes respiraron en silencio.
San Adrián está celebrando este año la trigésima edición de su feria de novilladas sin picadores, ciclo que pone en juego el trofeo Espárrago de Oro.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX