BALANCE DE LA FERIA DEL TORO 2013. LOS TOREROS. «ARTE A CUENTAGOTAS»

Cambiado por detrás de Fandiño ante el tercer toro de Fuente Ymbro.

Cambiado por detrás de Fandiño ante el tercer toro de Fuente Ymbro.

La Feria del Toro de 2013 no pasará a la historia por su poso artístico. Tal vez sea recordada como la de la crisis económica, la de los rechazos veterinarios, la del dramático montón o la del pánico de la delegada gubernamental en el callejón. Pero, por motivos taurinos, pronto será olvidada.

Y esto no quiere decir que no se hayan vivido tardes interesantes, que las ha habido, casi en equilibrio con las aburridas, sino que de grandes faenas ha quedado huérfana prácticamente.

En este 2013 –gafe, gafe, gafe- las cosas empezaron a torcerse en el Gas, con el rechazo veterinario de dieciséis ejemplares de tres ganaderías señeras del campo bravo, como son Cebada Gago, Torrestrella y El Pilar. La primera tuvo que volverse a casa con sus toros. Las otras dos pudieron lidiar, aunque, luego, en el ruedo, se vieron algunos animales faltos de trapío, indignos de esta feria, que, tal vez, fueron aprobados para evitar el gran escándalo, que el ciclo taurino se fuera al traste o quedara en entredicho. ¡Con la cantidad de toros que hay –y que sobran- en el campo!

Por otro lado, las medidas o escasas fuerzas de los toros han sido el denominador común de bastantes tardes. Prueba de ello es que las segundas varas han sido en muchísimas ocasiones pura pantomima, un picotacito o, incluso, ni eso. Otro ejemplo. El Club Taurino de Pamplona, por segundo año consecutivo, ha dejado desierto el premio a la mejor vara. No podía ser de otra manera, porque los puyazos han sido contados y generalmente puestos en mal sitio.

Sirva este preámbulo para entender que sin materia prima, sin toros boyantes, es imposible que en el ruedo aflore el sentir del torero, la manifestación artística plasmada en una faena. Y esto es lo que ha sucedido de manera generalizada en esta feria.

En ocho tardes, en las ocho corridas de toros, se han cortado una docena de orejas (1,5 de media por tarde), cinco menos que el año pasado, una más que en 2011 y 2008, una menos que en 2010 y tres menos que en 2009. Salvo en dos corridas, en todas las demás se concedió algún trofeo, algunos de regalo y otros de escaso valor. Y el día 13, el palco ejerció su derecho, remó contra viento y marea, contra una contundente petición popular, y le negó el segundo trofeo del cuarto a Juan José Padilla, cuando en el toro anterior se las acababa de conceder, las dos, a Iván Fandiño, bastante generosamente, pues a la muy buena faena le faltó mano izquierda. Una vez arrastrado ese cuarto toro, la bronca a la presidencia se oyó en Artica, en Galar, y en el resto de la cuenca pamplonesa.

Polémicas aparte, si a esas doce orejas de la Feria del Toro, les sumamos las cinco del festejo de rejones y las tres de la novillada, tenemos en el esportón una veintena de orejas en diez tardes, lo que eleva la media a dos por festejo y refleja cierto triunfalismo y las ganas de premiar de un público festivo y poco docto en lo que a materia taurina se refiere.

Retomando la Feria del Toro, sólo esa faena de Fandiño fue premiada con las dos orejas. Sin embargo, hubo dos salidas a hombros más. La de Padilla, esa misma tarde, justa y merecida, y la de David Mora del día 11, tras dos faenitas de escasa enjundia artística a un lote de Torrestrella, premiadas por soberanía popular. Este madrileño cobró otra de un toro de Valdefresno. Y también pasearon un trofeo Manuel Escribano, Francisco Marco y El Juli. Cierra la lista de premiados Jiménez Fortes, que logró trofeo en cada una de las dos tardes que toreó. Dicho de otro modo, de los diecinueve diestros que hicieron el paseíllo en el coso pamplonés, doce se fueron de vacío, que ya es decir.

Pese a ello, de este último grupo, la mayoría dejó buena imagen y estuvo por encima de la materia prima. Ferrera, Nazaré y López Simón no tuvieron opciones en la primera tarde de la feria. Tampoco Rafaelillo y Castaño en la última. Lo mismo ocurrió con Pinar y Aguilar frente a los debutantes salmantinos de Valdefresno, aunque el segundo pinchó demasiado. Del Álamo dejó destellos de su clase ante los de Aguirre. Perera pechó con el peor lote de Fuente Ymbro. Talavante realizó la segunda mejor faena del ciclo pero la malogró con la espada.

Los dos matadores que no convencieron fueron Morante de la Puebla, quien, visto y no visto, para unos pegó un petardo y para otros, sus defensores, hizo lo que tenía que hacer, y Joselillo, al que se le fueron dos buenos toros de Aguirre; cierto es que llegó muy poco placeado pero no menos verdad es que se trata de un veterano matador, con los suficientes recursos para torear mejor. Y en tono bastante gris concluyó su paso por la feria El Juli, del que se esperaba más pese a no disponer de matera prima de calidad. Otra vez será.

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