
Gustoso remate de serie de Javier Antón en Valera de Abajo.
El matador de toros navarro consiguió el trofeo en la plaza conquense de Valera de Abajo. Galería fotográfica: Asta2-osma.
Javier Antón consiguió el sábado pasado vestirse de luces, que no es poco. Tras intervenir en tres festivales sin picar, toreó el sábado pasado en la plaza conquense de Valera de Abajo, que se llenó para la ocasión. Vestido de blanco y plata, alternó con Víctor Janeiro y Sánchez Vara, que cortaron tres orejas cada uno. El matador de toros navarro paseó en triunfo un trofeo, después de una muy buena actuación, en la que, como el mismo reconoció, se dejó notar el rodaje de cada matador de toros.
En tal festejo, se lidiaron seis toros de Julio de la Puerta, bien presentados, cuajados, con tres por encima de los 600 kilos, y de juego desigual. El primero que le correspondió al diestro de Murchante fue el garbanzo negro del encierro. Ya de salida, se mostró muy orientado, fue desarrollando sentido y llegó al último tercio muy parado. Por el izquierdo no tuvo un pase. Por el otro pitón, consiguió robarle muletazos sueltos. Mató de un pinchazo y una estocada, y el público reconoció el esfuerzo del torero con una ovación.
El sexto salió con muchos pies. Lo saludó con media docena de templadas verónicas, clavado los pies, y rematadas con dos medias. En el caballo, dadas las justas fuerzas del ejemplar, lo dejó casi sin picar. Y ya en el último tercio, comenzó la faena de rodillas, con pases por alto. Después, dándole sitio, fue cambiando de pitón, alternando tandas de derechazos con otras de naturales. Y finalizó su labor con pases a dos manos por arriba. Se tiró a matar y dejó media estocada, que parecía que iba a servir. Pero el toro no se echó. Por ello, volvió a entrar a matar y concluyó con un pinchazo y un estoconazo, lo que redujo el premio a una única oreja.
Una vez terminada la temporada, duele ver cómo Antón carece de oportunidades en su tierra. Este hecho debería cambiar en 2018. Plazas como las de Tafalla, Tudela, Estella, Cintruénigo, Corella, e incluso la de Pamplona, deberían anunciarlo. En esta última feria, en la de la capital navarra, la comisión taurina debería contar con él. Tras la retirada de Francisco Marco, sería una bonita manera de mantener a un matador de toros navarro en los carteles, o a dos, porque Javier Marín se merece asimismo un hueco en la próxima Feria de San Fermín. Si aquí, en Pamplona, en el resto de Navarra, no se les da una oportunidad, ¿dónde la van a tener? Cuestión de afición y de sensibilidad.